DIGRESIÓN DOS (I). Los vencejos, autor: Fernando Aramburu (2021). Editorial: Tusquets Editores, S.A. (2021) Ebook.
Fernando Aramburu decía en una entrevista reciente (El ojo crítico), que el protagonista de su novela, Toni, no le caía bien. A mí, sin embargo, me cayó estupendamente, en todo momento; de principio a fin (salvo por unas pequeñas mezquindades cuando niño, pero ya se sabe, la perfección no existe, que sepamos). Probablemente, si no hubiera sentido hacia él tanta empatía e incluso sana envidia por su entereza y lucidez, no me habría zambullido en la historia con las ganas y entrega que lo he hecho. Ahora me siento en una fase vivencial muy elemental (quizá, a la vejez, haya conseguido aprender); es decir, si un presentador de un programa de radio no me gusta, automáticamente dejo de oír el programa, aunque sea de sumo interés el argumento (me pasó con el anterior presentador de El ojo crítico); si en otro entrevistan a un tonto, apago sin pensármelo dos veces; si en una novela alguno de los personajes principales me cae como una mierda, abandono, y así con todo. Doy la espalda, olímpicamente, a todo aquello o aquél que me parece pretencioso o pagado de sí mismo, o imbécil a secas. Ya no soporto ni una tontería más en mi vida; ni, aunque tan solo dure unos instantes. Irremediablemente, vomito. Con Toni, no me ha pasado nada parecido, todo lo contrario. Me he sentido tan próximo a él como a una supuesta alma gemela (no existen). Oyendo a Aramburu en la entrevista, quizá dejándome llevar por el hecho de que es una narración en primera persona y eso contribuye a sugerir engañosos paralelismos, me he sentido tontamente decepcionado (sin razón, porque es sabido que una cosa son los personajes novelados y otro el autor), porque, también tontamente, he pensado leyendo la novela que el autor, ineludiblemente había hollado determinadas sendas de amargura y de nihilista decepción. Bueno, pues al parecer no ha sido así, Aramburu es un hombre de orden (por lo que deduje de la entrevista), o, dicho de otro modo: el creador como personaje (Aramburu), está sensiblemente por debajo de su Toni, personaje de volcánica, resignada y nihilista lucidez.
Esta absurda reflexión me conduce a un laberinto, metafísico diría (por estar fuera de mi alcance analógico), y me pregunto, ¿está el arte por encima de la naturaleza de quién lo realiza? En muchos casos sí. Creo…
Esta pequeña reseña se me queda corta para expresar las sensaciones y el grandísimo placer que me ha proporcionado la lectura de esta soberbia novela ya que toda ella transpira la rabia y muchas veces la desolación que provoca el vivir y el morir. Seguiré un rato más, mañana…
16 OCTUBRE 2021
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