19 OCTUBRE 2021

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
TV. Película, Days of Heaven, de Terrence Malick
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2021-10-19
Referencia
1456

DIGRESIÓN CUATRO. Days of Heaven (Días de Cielo) EE.UU. (1978). Guion y dirección: Terrence Malick. Música: Ennio Morricone. Fotografía: Nestor Almendros. Intérpretes: Richard Gere, Brooke Adams, Sam Seppard, Linda Manz, Robert J. Wilke, Jackie Shultis, Stuart Margolin, Timothy Scott, Gene Bell, Doug Kershaw, Richard Libertini, Frenchie Lemond.
Algo no está funcionando bien en mi cabeza: esta película la había visto y no tuve la certeza hasta que terminé de verla nuevamente. A medida que la veía, solo lo sospechaba. Aguanté todo el metraje porque estoy atontado. Encima no me gustó especialmente, o más bien no me atrajo lo suficiente como para ponerme laudatorio y exclamativo, como suelo hacer con las películas que comento aquí.
Sí me gustó mucho el paisaje y el concepto fotográfico: anchos y grandiosos encuadres de un paisaje igualmente ancho y grandioso. También la casa, maravillosa en medio de un paisaje plano, seco, escueto, soberbio. La maquinaria agrícola: grandes, toscas, como locomotoras campo a través. Soberbias (parecían de una ciencia ficción retrospectiva). Y los animales, pavos reales u otra especie parecida, conejos, perros y, sobre todo, bellísimos caballos. Las figuras de los braceros, perdidos, pequeños y anónimos en una campiña demasiado grande para la escala humana. A Malick no le interesaban los braceros, tan solo los utilizó como figuración anónima, sin singularidad y sin alma, pero, al menos, componían memorables y mitológicas estampas rurales.
La historia en sí me interesó poco: una mujer joven que se hace pasar por hermana de su amante y se casa con el terrateniente y que, finalmente, acaba como deben acabar estas cosas, mal. En este sentido Malick es previsible; aunque quizá hace cincuenta años no lo fuera tanto. No sé. De cualquier modo, me parece que lo importante de esta película es la belleza y el soberbio concepto fotográfico y formal de la película, impresionante e impecable de principio a fin. Un espectáculo, desde luego. Entre tanta grandeza se cuela por todos lados la música de Morricone y la sutileza y la grandísima fotografía de Néstor Almendros (óscar de ese año por su impecable trabajo). Ambas aportaciones redondean y engrandecen la producción. Sí, tal vez, mereció la pena revisar un primerizo y ya grande Malick. Probablemente, si este comentario lo estuviera escribiendo en el año de estreno, lo haría exclamativa y elogiosamente. En arte, a veces, el tiempo tiene un efecto pernicioso y abrasivo.

Pepe Fuentes ·