23 OCTUBRE 2021

CARTA A LUCÍA MAE XIV:  Hola, Lucía, felicidades. Has entrado ya, este cumpleaños lo confirma plenamente, en la apasionante y casi aparatosa adolescencia. Catorce años, nada menos. Ambos estamos cumpliendo el programa que tenemos en marcha: tú cumples años esplendorosamente, y yo procuro estar a la altura fotografiándote y escribiéndote estas cartas. Nos está saliendo bastante bien, me parece. En el colmo de nuestro natural destino como nieta y abuelo (Granpa, como sabes que me gusta que me llaméis tú y Emma, no solo por coquetería, que también, sino por la resonancia que pueda tener como ascendiente conectada con la experiencia por lo ya vivido), solo nos quedaría vernos con más frecuencia para conocernos y querernos mejor. Como ya seguro que intuyes, y desde luego llegarás a saber, las palabras y sus acepciones tienen una tremenda importancia en el modo en que vivamos y los valores que nos acompañen (lo digo por lo de Granpa). Luego, una tarea de autoformación inexcusable sería: conocer las palabras y la manera de ordenarlas sabía y elegantemente. Perdona Lucía, no quiero ser un tostón sermoneador (demasiado abuelo sabihondo, sinónimo de tonto con exceso de años), porque hoy es el día de tu fiesta grande porque inauguras tu adolescencia (el año pasado fue el preámbulo). No puedes imaginar la felicidad que me produce este hecho; sobre todo, además, porque en la distancia observo tus grandes progresos en todo lo que haces. No solo en tus estudios que llevas con gran aprovechamiento y éxito; si no, además, en el deporte: estos últimos meses de progreso constante en atletismo, con carreras ganadas y, especialmente, por la seriedad, rigor y disciplina con la que te tomas los entrenamientos. Progresarás a buen ritmo en esta esforzada actividad y a mí me alegrará mucho.
No quiero olvidarme de decirte lo cambiada que te he encontrado este verano (llevábamos dos años sin vernos); para mí ha sido una gratísima sorpresa (también para Naty, lo comentamos), y no porque antes no estuvieras a la mejor altura posible, no, no es solo eso; sino porque este año nos pareciste distinta, como si en los dos años transcurridos hubieras dado un gran salto hacia delante: más atenta, más sensible, más tranquila, más curiosa, y, por encima de todo, más cariñosa. Fue un reencuentro con una nueva Lucía para nosotros.
A mí me encantaste, cómo no. Seguramente, el próximo año será todavía mejor porque estas viviendo y descubriendo nuevas cosas desde una perspectiva muy bien orientada. Espero que las circunstancias (las pandemias que nos martirizan) no empeoren y podamos volver a vernos al comienzo del verano, como siempre, y hacer cosas parecidas a las que hemos hecho éste, pero mejor todavía.
Me despido ya, luego hablaremos cuando te llame para felicitarte. Pasa un gran día y ya sabes, tu Grandpa, te quiere. Un beso fuerte.