DIARIO de las otras COSAS 24
Viernes, diecisiete de diciembre de dos mil veintiuno.
SOBRE FILOSOFÍA 2 …
Un día cada quince voy a una peluquería de mi barrio a que me corten el pelo que no tengo.
Hoy he estado. Mi peluquero es un tipo peculiar, además de un predicador del apocalipsis (dice que está próximo). Lleva un gran crucifijo visible en el pecho (a lo mejor no es tan grande, pero a mí me lo parece). Habla mucho mi peluquero, menos mal que como se trata de pasarme una máquina sobre el pelo que no tengo, solo le aguanto un ratito (todas las veces que he ido a su peluquería me ha hablado del apocalipsis). Yo permanezco en un prudente silencio.
Otro día me habló sobre el diablo (sus temas preferidos suelen ser evangélicos o bíblicos) y me dijo que el diablo le visitaba con cierta frecuencia, siempre por la noche, hasta que un día se puso serio con él y le dijo que no volviera, y no volvió, según dice. Lo que no sé es si fue con algún exorcismo o fórmula mágica, o tan solo en plan superhéroe, pero lo que sí me aseguró es que el demonio quedó muy impresionado y se marchó sumisamente. Lo que mi peluquero me confiesa en esos casos de exaltación de las virtudes propias es que él no tiene miedo a nada. Eso me impresiona mucho a mí, que tengo miedo a todo.
Hoy me ha hablado sobre artilugios para generar energía eléctrica sin coste, y por si me cabía alguna duda, mientras me pasaba la máquina por mi atolondrada cabeza, me ha puesto en la tele un documental demostrativo. Le he dicho que vale, que era muy interesante.
Mi me peluquero me abruma con sus peculiares teorías, sobre todas las cosas. Nunca, en ningún momento, me ha preguntado si yo tengo alguna información u opinión sobre algo, para así poner en marcha un sistema de intercambio de teorías que le puedan enriquecer a él y apuntalar mi autoestima como poseedor de conocimientos. No, a mi peluquero del barrio le importa una mierda lo que yo pueda pensar sobre el apocalipsis, la existencia de Jesucristo o del demonio mismo. Solo le importa soltar como un autista sus chungas y catastróficas teorías. Ni siquiera se le pasa por la cabeza que yo sea una persona influenciable y tenga pesadillas con el puto diablo por las noches; o que me pueda hacer de una secta cualquiera para protegerme de sus agoreras predicciones del muy próximo fin del mundo, que asegura que se están cumpliendo una por una.
Creo que tendría que cambiar de peluquería, pero no lo hago porque me cobra cuatro euros menos que otro al que fui al principio (antes me rapaba Naty, pero ya no vive conmigo)…
La Fotografía: Sigo con la serie que empecé ayer: “No lo sé”, escribió uno; “Ser independiente”, dijo otro. Otros muchos dijeron otras cosas. Me gusta la ocurrencia de la pizarra, que demuestra lo poco ocurrente que suele ser la gente en general. Otra cosa habría sido que en esas pizarras hubiera escrito mi peluquero.