DIGRESIÓN OCHO. Palata Nº6 (Pabellón número 6). Rusia (2009). Guion y dirección: Karen Shakhnazarov y Aleksandr Gornovsky (Historia: Antón Chejov). Intérpretes: Vladimi Ilyen, Aleksey Vertkov, Aleksandr Pankratov-Chyorny, Yevgeni Stychkin, Viktor Soloyyov.
No conozco la historia original (a Chejov, lamentablemente, lo he leído poco) pero, tal y como está recreada por los dos autores, es poderosa, vibrante, dramática y emotivamente intensa. Pero no solo eso, sino que el tratamiento de cámara es intimista, sensible y respetuosa con el sufrimiento humano. Los hechos se desarrollan en un manicomio, impregnado de desánimo y fatalidad, en un pequeño pueblo. Al parecer está basada en hechos reales. Allí ejerce como médico jefe un hombre maduro y solitario que termina convirtiéndose en paciente el mismo. Con formato semi-documental que no lo parece, dado que textura del relato es de pura ficción, el desarrollo avanza y observa meticulosamente el paulatino deterioro del doctor y su relación tortuosa, pero intelectualmente rica, plena de matices existenciales con un paciente joven, catalogado como perturbado mental, pero de vivísima inteligencia y amplísima cultura. Su única y supuesta locura es la lucidez. Los intensamente desesperanzados diálogos y la relación afectiva de ambos hombres, perdidos y desventurados, es sentida, controvertida y vibrante. Presenciar el proceso descomposición y abatimiento del que fuera director, acompañado del joven, del que no se separa, es un espectáculo de altísimo contenido emocional, de una urdimbre dramática y cinematográfica vibrante. Película modesta pero grande en su certera intensidad.
26 DICIEMBRE 2021
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