DIGRESIÓN CINCO (2). Scener ur ett äktenskap (Secretos de un matrimonio) Suecia (1974). Guion y dirección: Ingmar Bergman. Intérpretes: Liv Ullmann, Erland Josephson, Bibi Anderson, Jan Malmsjö, Anita Wall, Gunnel Lindblom.
INTRODUCCIÓN: Miniserie de seis capítulos. Relato de la historia de un matrimonio, Marianne y Johan quienes, después de varios problemas y enfriamiento de su relación amorosa, dan por finalizada su vida matrimonial después de diez años, aunque no pierden el contacto a lo largo de los diez años más que dura el periodo narrado (ambos vuelven a casarse). Ocasional e intermitentemente se ven en breves encuentros conflictivos y desquiciados. Intenso relato de múltiples capas y matices. Sentimientos descarnados, contradictorios e inestables de principio a fin, aunque civilizados y contenidos siempre. El relato indaga psicológica, filosófica y moralmente en los principios del amor y el compromiso entre la pareja, con conexiones y proyecciones en aspectos íntimos e incluso psicoanalíticos. Grandes interpretaciones por parte de Ullmann y Josephson.
Capítulo DOS
El arte de meter asuntos bajo el tapete (Konsten att sopa under mattan).
“Marianne intenta cancelar la cena dominical en casa de sus padres, pero no puede rebatir los argumentos de su madre. Con ello se da cuenta de lo difícil que le resulta no plegarse a las expectativas ajenas. Johan coquetea, sin mucho convencimiento, con una compañera de trabajo que critica severamente su trabajo como poeta. Marianne, abogada, recibe en su oficina a una mujer que quiere divorciarse después de veinte años de matrimonio. Marianne y Johan hablan de su vida sexual para descubrir que Marianne no está interesada en mantener relaciones íntimas”. (Sinopsis de Wikipedia).
La Fotografía: Uno de los pocos intervinientes en la serie, al margen de la pareja protagonista, siempre omnipresente. He traído su imagen al diario porque me sobrecogió su descarnada y tranquila confesión a Marianne (abogada especialista en divorcios): se trata de una demandante de separación que dice no haber querido nunca a su marido y tampoco a sus tres hijos; sin embargo, cumple escrupulosamente con el compromiso adquirido hasta que sus hijos se emancipan, y después abandonará el matrimonio porque dice no poder seguir viviendo en un matrimonio sin amor. También, con tranquila resignación, cuenta, a pregunta de Marianne, que cuando su marido le preguntaba qué era para ella el amor, contestaba que no lo sabía porque nunca lo había sentido. Perturbador y perfectamente comprensible.