DIARIO DE VIAJE: A Sicilia
Día Cinco (31.03.2022)
… Por la mañana, después de soportar unos engorrosos y estúpidos trámites en la recepción del hotel que nos retuvieron demasiado tiempo (la situación era tan absurda que terminó solucionándolo la chica que se encargaba de la limpieza, que nada tenía que ver con el problema), partimos hacia Monreale.Teníamos por delante 109 km que el dichoso navegador alargó maliciosamente llevándonos por una tortuosa ruta de montaña (muchas veces pienso que esos dispositivos pensados para ayudar, a veces te sabotean por que sí, a mala leche).
Llegamos al célebre Duomo en torno a las once de la mañana. No había demasiados turistas. La característica especial de este prodigio de la monumentalidad y singular construcción es que es una fusión de arte normando y árabe. Fue fundado en el siglo XII por Guillermo II de Sicilia. Absolutamente impresionantes sus mosaicos dorados que cubren todo el interior. Me sobrecogió encontrarme inmerso y rodeado por una profusión de dorados que me envolvían sin concederme margen para otra opinión que no fuera de rendida admiración y asombro. Fuimos a Monreale a decir que sí, naturalmente.
La decoración narra hechos tanto del antiguo como nuevo testamento. No obstante, si hago abstracción de la inmensa riqueza y precisión artística del conjunto y me pongo ligeramente irónico, diría que no es otra cosa que una historieta, un comic antiguo (toda la iconografía católica lo es en su afán de manipular sentimientos y pasiones), pero, eso sí, bien dibujado y de muy lujosa edición. Áurea, nada menos. Esta frivolidad se me ocurre para no sentirme demasiado insignificante ante la grandiosidad de ese templo…
La Fotografía: “La belleza pertenece a la imaginación, es una forma de poseer lo que no se posee. La belleza escapa a nuestro dominio, se deja ver cuando la llamamos y desaparece cuando la tocamos, es decir cuando la reconocemos”. Vergílio Ferreira