LAS SOLEMNIDADES XI
Jueves,16 de junio de 2022. Toledo. Ciudad Imperial.
(parcialmente nublado, pero caluroso)
…Para terminar el capítulo femenino, un primer plano de una mujer de mirada inquisitiva.
Es la última. No habrá más mujeres.
Tengo más imágenes de ellas, pero no incluiré ni una más,porque dejarían de representar su condición para mutar en redundancia.
No quiero abandonar este capítulo femenino sin acentuar
el poder sugestivo de sus trajes de gala, mantillas, velos, guantes de encaje, maquillajes…
Nada que ver con la severidad de los hombres, tan previsibles siempre.
En segundo plano un hombre, que llegarán a partir de mañana (este día es de transición).
Me sería imposible calcular la edad de ambos, evidentemente, jóvenes no son,
pero tampoco podría afirmar que sean viejos, o al menos no tanto como yo.
Lo que me pasa con los procesionarios, dado que actúan disfrazados,
es que me resulta muy difícil situarlos en su edad real
(suponiendo que haya edades reales, más allá de la pura cronología, tan engañosa).
Se me ocurre preguntarme ahora, aburrido como estoy, si tener fe avejenta o rejuvenece. No me contesto.
Sospecho que la fe tiene poco que ver en este asunto.
No obstante, si puede que tenga que ver con la apariencia, con la actitud,
con los fluidos corporales y simpáticos y ahí, en ese terreno, quizá interesadamente,
me parece que los descreídos somos más juveniles, más frescos, más desenfadados, luego de apariencia más joven,
sobre todo porque nos ahorramos el duro trabajo de tener que estar aplicando a todas horas la plantilla de lo bueno y lo malo,
de lo que está bien y no lo está, de lo que hay que condenar y glorificar ¡¡¡qué cansancio!!! Por Dios.
Seguro que esa fatigosa actividad avejenta.
Aunque, en última instancia y de verdad, de verdad, nadie lo hace, o, dicho de otro modo,
todo el mundo va a lo suyo, a lo que más les conviene, por muy creíbles y severos que se pongan en su día…