DIARIO DE VIAJE: Al Noreste
Día 3.4 Jueves (06.10.2022)
… La iglesia se encontraba vacía, en un silencio penumbroso tan solo roto por los haces de luz que entraban por los vitrales. Permanecí en el interior cerca de media hora, absolutamente solo, lo que me permitió fotografiar despaciosamente. Me llama poderosamente la atención el hecho de que templos que contienen gran riqueza en su interior, no haya nadie que los cuide o algún tipo de sistema de vigilancia (quizá lo había, pero yo no fui consciente).
No me sentía muy bien: cansado y entristecido porque, una vez más, y ya son incontables, había decidido cortar la comunicación con la huidiza e irresponsable mujer con la que mantengo una relación virtual incomprensible desde hace meses ya. Sí, no tiene sentido porque ambos sabemos que no hay ninguna posibilidad real para nosotros, pero somos dependientes de ella y la mantenemos adictivamente (unas veces le toca a uno volver y otras al otro), pero siempre lo hacemos. Probablemente, sea debido a un exceso de narcisismo de ambos, que damos curso a través de desafíos constantes que nos enervan por la tensión, emoción y adrenalina que desplegamos. A esa excepcional por inverosímil situación la deberíamos titular como la novela de Joseph Conrad: El duelo; y posterior y bellísima película de Ridley Scott: Los Duelistas. Como ellos, nos buscamos para engolfarnos en nuestra apasionada rivalidad en el ambiguo territorio de la atracción y el rechazo y todo al mismo tiempo.
El problema es que toda adicción es difícil de sostener en el tiempo sin daño propio, por lo que la desintoxicación (emocional, en este caso) se hace inevitable y necesaria. La conclusión a la inexplicable, oscura y siempre frustrante obsesión está próxima. Quizá lo cuente (o no); pero, en todo caso, será el mes que viene…
Acompañado por mi dudoso estado de ánimo me dirigí al siguiente punto de la la hoja de ruta del día…
La Fotografía: Iglesia de la Asunción, Briones. Subida al coro superior, penumbroso como mi estado de ánimo de ese preciso instante.