LOS DÍAS, 7
Domingo, quince de enero de 2023
En estos últimos días la climatología no es favorable. Días fríos, neblinosos, desvitalizados. Por si fuera poco el desapacible ambiente, al otro lado del muro que me protege no hay nadie. Eso no es lo peor porque estoy tranquilo y muy conforme con mi suerte. Las peores horas del día son las de la madrugada, cuando siento que el día que se me viene encima no me deparará sorpresas, y, muy probablemente, me pasará por encima. Es una sensación momentánea porque cuando pongo un pie fuera de mi cama, todo se recompone, todo está aparentemente bien entonces. Lo importante es no sufrir y yo no lo hago.
A las siete y media desayunamos en la cocina Mi Charlie y yo.
Hoy, poco después, nos hemos ido a un pinar a pasear entre la niebla.
A las diez y media hemos vuelto. Nos hemos aseado los dos (él sus patitas y yo, todo lo demás). Después, he comenzado a hacer las cosas que tocaban hoy.
A las doce y media ha venido Naty a arreglar el caos absoluto que tengo en mis discos de memoria y a descargar la biblioteca musical que aparentemente había perdido. Sin su ayuda, mi trabajo habría volcado por las dichosas complejidades de las arquitecturas digitales, tan perversas y malintencionadas. Dado que es endiabladamente eficaz, ha terminado enseguida. Como todavía le quedaba tiempo hasta la hora en la que había quedado a comer, hemos aprovechado para charlar un rato, especialmente de amigos comunes. También, hemos constatado lo horrorosamente maleducados que suele ser todo el mundo, esos que tan solo hablan de “su libro”, pasando desconsideradamente de quien tienen enfrente (nadie escucha a nadie: el 99% son así). Por eso, cuanta menos gente cerca, mejor. Estuvimos de acuerdo en eso. Siempre lo estuvimos en ese aspecto.
Después de que se fuera Naty, Mi Charlie y yo hemos comido. La tarde ha consistido en acabar de ver una película magnífica que empecé ayer por la noche: Mátalos suavemente, de Andrew Dominik. El resto de la tarde: Estudio.
Luego, futbol. Perdimos, como estaba previsto. El segundo tiempo no lo vi, ya está bien de derrotas.
Todo ha salido razonablemente bien en este domingo (salvo el fútbol, pero eso carece de importancia). Mañana, ya veremos.
La Fotografía: Al paseo por la niebla he llevado la cámara y he fotografiado un poco, solo un poco: un ciprés que se erguía poderoso y sombrío en la niebla; y a Mi Charlie en un sendero, parado y mirándome, también entre la niebla. Me interrogaba sobre el sentido que tenía que estuviéramos ahí, en ese momento. No le contesté, pero sí le hice una seña para que continuara sin hacer preguntas tontas.
No necesité fotografiar más para testimoniar el sentido de nuestra vida en ese lugar a esas horas tan inclementes.