DIARIO ANALÓGICO
El aburrimiento 1
Jueves, diecinueve de enero de dos mil veintitrés
“Sólo hago vida social cuando tengo ganas de aburrirme”. Jules Renard
En las relaciones sociales, en demasiadas ocasiones, nos tropezamos (nunca mejor dicho) con gente como a la que se refiere Renard (absolutamente genial siempre). Son una tortura, porque la consideración y la supuesta corrección te impide alejarte de ellos abruptamente, a ser posible a mitad de alguna de sus cansinas y previsibles frases. Soporíferos desde el primer segundo. Eso me hace preguntarme: ¿seré yo igual que ellos? No me contesto, primero porque no tengo ni idea, y segundo porque me aterraría que fuera así. Enseguida me tranquilizo ayudado por la lógica; a saber, existe un ajuste automático que determina que los afines nos busquemos, para que así la compañía y la relación sea, al menos, entretenida y lo más indolora posible. Creo que estaría bien para cualquiera saber algo extremadamente importante: ¿soy aburrido? ¿me aburro? Con relación a la primera pregunta, no puede saberse con certeza porque siempre depende de con quién te juntes; en cuanto a las segunda, si la respuesta es afirmativa y tienes más de cincuenta años ya no tienes solución, estás desahuciado. Te aburrirás hasta que te mueras. Si no has sido capaz de generar un mundo de intereses a lo largo de tanto tiempo, ya no lo vas a conseguir. Pero, no hay motivo serio de preocupación, si te aburres, no pasa nada, te aburres, piensas en otra cosa y ya está. No hay más. Al fin y al cabo, no es tan mala noticia, puede tener su lado bueno, como dice otra vez Jules Renard: “La vida es corta, pero el aburrimiento la alarga”.
Dado que habito en un diario, que me da mucho que hacer, y que, además, tengo que alimentar con información sobre aspectos personales (si no, no sería un diario), diré que yo No me aburro nunca. Lo que no sé es si soy aburrido. Creo que, al menos para unas poquitas personas, no lo soy porque no parece que agonicen cuando están conmigo (aburrirse con alguien es morirte mientras estás a su lado) …
“Hay gente tan aburrida que te hace perder un día en cinco minutos”. Jules Renard
La Fotografía: No me resulta fácil determinar la naturaleza del aburrimiento, las características, los matices, el estado de ánimo con el que se manifiesta. Esta fotografía, por ejemplo, es la expresión misma del tipo aburrido (soy yo, claro, contradictoriamente); bueno, más que aburrido, acorralado, asustado, aplastado por el hecho de tener que enfrentar la vida. Fue el momento en el que el protagonista de este cuentecito llega al escenario donde representará metafóricamente su vida de perdedor. Un ser anónimo y confuso, dispuesto a expresar la Nada más ominosa. No recuerdo que sentía en ese momento, pero no era aburrimiento, era afán por iluminar zonas de sombra, creo. Mis historias siempre han tenido una naturaleza automática, instintiva, que nunca he sabido de que recónditos pliegues de mi conciencia procedían.