MONÓLOGOS SOBRE ARTE
Capítulo dieciséis: ARCO, Feria Internacional de Arte Contemporáneo, 2023 (10).
Viernes, veinticuatro de febrero de dos mil veintitrés
“No hay arte verdaderamente grande en el pastiche ni en la nostalgia, aunque pastiche y nostalgia puedan ser materiales con los que juegue el talento; pero un artista que es solo del tiempo en que vive se volverá anacrónico en cuanto este haya pasado, como ocurre por definición con la moda”. Antonio Muñoz Molina
El arte en general, y Arco en particular, hace que me sitúe frente al enigma del paso del tiempo como el más auténtico y peligroso enemigo del artista. Esa eventualidad está más allá de las obras que pueda crear; de la inspiración que le pueda asistir y del talento que sea capaz de proyectar en sus creaciones. Es el tiempo, el gran catalizador que fagocita ideas, creaciones, soportes, tendencias. El arte contemporáneo está inmerso en un proceso de aceleración proyectado hacia adelante alocadamente. En tiempos remotos las obras eran creadas a fuego lento, despacio, atributo necesario para una sedimentación trascendente. Igualmente, el destinatario las recibía y asimilaba despaciosamente y, salvo los adelantados en los respectivos lenguajes y disciplinas, las gentes en general podían tardar siglos, o como mínimo décadas en reabsorber los adelantos de los artistas. A medida que el tiempo ha ido transcurriendo, la velocidad crucero de la humanidad ha aumentado exponencialmente, ahora, todo queda atrás casi antes de ver la luz.
Dudo que a la gran velocidad en que nos movemos en un plano horizontal se corresponda en igual medida en un plano vertical, hacia arriba o abajo, sobre todo en esta última dirección si la asociamos a un concepto de profundización y suprema indagación en supuestas verdades o esencias. No seré yo el que me ponga nostálgico, sobre todo, porque no creo en valores absolutos, ni siquiera en la verdad, hipotética e interpretable y siempre discutible.
Ahora, el arte o es efímero y urgente, o no será. Pues viva el arte efímero, por Dios, claro que sí. Siempre podremos remitirnos y hasta consolarnos con el inmortal Nietzsche: “El arte no tiene por objeto dejar obras que el tiempo deteriora sino crear artistas en todos los hombres, y despertar en el hombre común el genio dormido”.
La Fotografía: En Arco hay, en todas las ediciones que yo pueda recordar, multitud de ejemplos de arte portátil, eventual y olvidable. También barato. Yo aporto mi insignificante granito de nada, no fijándome ni en galerías ni en autores, salvo escasas excepciones. De un modo automático, sin proponérmelo, he asumido la que creo que es la esencia misma de la muestra: urgencia y banalidad. Y olvido. En la fotografía de hoy, cuando la feria acabe, en esta obra en la que quise incorporarme como un elemento más, huidizo como una exhalación que no deja huella (salvo por la existencia de esta imagen), descolgarán el espejo, doblarán la sábana blanca, y el olvido caerá sobre la ocurrencia.