MONÓLOGOS SOBRE ARTE
Capítulo dieciséis: ARCO, Feria Internacional de Arte Contemporáneo, 2023 (y 11).
Viernes, veinticuatro de febrero de dos mil veintitrés
… Había llegado el momento de concluir. Llevaba tres horas y media deambulando por pasillos y galerías, entre las obras de los artistas (así se hacen llamar) y la mucha gente que había acudido esa tarde. Me sentía bien por haber ido y por lo que había visto, aunque no estuviera entusiasmado. En otras ediciones lo había pasado mejor, pero, aun así, bien está lo que bien acaba.
Podría continuar con el cuentecito, algunas fotos más tengo, reveladas incluso; pero de pronto se me ha olvidado la experiencia del veinticuatro del mes pasado, por la tarde (han pasado ya trece días y mi memoria no da más de sí y las ganas menos todavía).
Por otro lado, crear es divertido, copiar no, copiar es copiar, ya está. En Arco, solo copio y luego pego aquí. Pura burocracia.
En el único aspecto que podría decirse que actúo es en la elección de los motivos (al fin y al cabo, en la mayoría de los casos, la fotografía es eso y poco más), y en la articulación de crónicas, testimonios o relatos mediante palabras y no solo imágenes.
Si no fuera por lo que escribo ya habría cerrado el diario (*). De la fotografía me habría aburrido hace mucho tiempo. Un lenguaje, más otro lenguaje, ya son dos y me sirven para crear uno solo (el diario), y gracias a eso ya voy tirando. Con uno solo no me sostendría en pie, me caería estrepitosamente.
Dijo Paul Strand, gran maestro fotográfico, cuando este lenguaje era más serio que ahora, o tal vez estoy queriendo decir más fiel a unas coordenadas recién inventadas: “Creo que, en la mayoría de los casos, lo que el artista dice sobre lo que hará o sobre lo que ha hecho es una declaración inadecuada y poco significativa. La cosa es la obra misma, y en cierto sentido al artista no debe preguntársele sobre la filosofía de vida en la que basa su arte. Su obra es esa base. La obra es la cosa misma”. Paul Strand.
Pues bien, visto ahora, la obra de Strand, inmensa por interés y calidad, y él mismo, estarían nadando contracorriente ya que su naturalismo y su filosofía creativa se daría de bruces con el signo de los tiempos. No sé dónde quiero ir a parar; sí, tal vez, a que lo que hago es lo que es y que, además, no podría hacer otra cosa que no fuera esto, lo que hago. Y, naturalmente, no puedo explicarlo más allá de lo que se explica por sí mismo. Luego, ni Strand ni yo, de conceptuales (Arco, en estado puro), no tenemos nada. Me largué de Arco por este año, a las seis y media. Me fui al teatro (lo cuento mañana).
(*) Por cierto, me acabo de acordar de que hoy, precisamente hoy, el diario cumple diecinueve años.
La Fotografía: «Quien está vivo y no puede con la vida necesita una mano que aparte un tanto la desesperación que le infunde su destino». Franz Kafka