LOS DÍAS 39
Domingo, veintiocho de Mayo de 2023
«…la gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas…”. Charles Bukowski
Hoy se celebran elecciones para elegir concejales y alcalde en mi ciudad. En otras también.
Me da igual. No votaré.
Hoy se celebran elecciones para elegir los miembros de las cortes legislativas en mi comunidad y, consecuentemente, el gobierno territorial.
Me da igual. No votaré.
Dentro de unos meses se celebrarán elecciones en todo el país para elegir diputados y senadores y, consecuentemente, el gobierno de la nación que ya no lo es. Ahora es solo un estúpido puzle, un brutal y obsceno juego de intereses personales.
Me da igual. No votaré.
No lo haré nunca más.
Tengo entendido que me asiste el derecho y el privilegio. Pues eso.
Se supone que ahora tendría que desgranar una batería de sólidos argumentos para respaldar mi decisión. No lo haré.
Solo reseñar una inconmensurable necedad que debe ser única en el mundo: en algunos lugares se persigue con saña la lengua propia, iniciativa de políticos narcisistas y perversos. Es llamativa y radicalmente incoherente la corriente filosófica que parecen seguir: un nihilismo profundamente ignorante. Esa corriente del pensamiento es una exquisitez intelectual que les sobrepasa escandalosamente.
Quizá la sinrazón nihilista, por emocional e inspiradora, sería la única que me impulsaría a votar, si no fuera porque tendría que reconocer a cualquiera con nombres y apellidos, o filiación política y entonces dejaría de ser un propósito artístico para convertirse en pura mierda.
“La esencia del nihilismo coincide con la esencia del arte en el punto extremo de su destino, cuando en ambos el ser se destina al hombre como Nada”. Giorgio Agamben
Ganarán los de siempre. Sí, porque los ganadores siempre serán eso y solo eso, ganadores, especie con la que yo nada tengo que ver.
Da igual donde militen o lo que defiendan, una vez ganadores, ya solo les vale un solo propósito: ejercer y mantener el poder, cueste lo que cueste.
Yo, nada tengo que ver ni con ese propósito ni con ellos; sobre todo con ellos.
A las gentes en general y a ellos en particular les importa una mierda mi “rollo” (menos mal); y, consecuentemente, a mí el suyo.
Podemos y debemos vivir espalda contra espalda, sin ni siquiera olfatearnos ni presentirnos. Y, sobre todo, sin hablarnos nunca.
Bueno, pues creo que ya he terminado por hoy esta entrada. He expresado mi idea y actitud claramente, por los siglos de los siglos, amen.
La Fotografía: Un escenario probable, creado a partir del hastío, la nada, o tal vez del nihilismo siempre atractivo y seductor. No sé.