COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 30 y 4
Veintiuno de mayo de dos mil veintitrés
… Último día, por el momento, de esta exploración por canciones y guitarreos.
Las Pequeñas Cosas, canción de Rafael Berrio.
Álbum: Diarios (2013)
“… Ah… las pequeñas cosas.
Oh… su encanto inefable.
Ese goce humilde de las pequeñas cosas,
Esa dicha angélica, esas pálidas rosas:
No me satisfacen.
No me son suficientes.
De ningún modo me basta el encanto indolente
A mi modo de ver.
No encuentro la felicidad, francamente,
En las pequeñas cosas…
De la vida”.
La declaración de Berrio me hace pensar en lo grande y en lo pequeño. Se puede inferir en la canción que lo pequeño no, y lo grande sí. No, creo que Berrio ha trabajado su letra como rechazo a tanta memez conformista en torno a lo sencillo, que por el mero hecho de serlo ya tiene carta de naturaleza como sinónimo de auténtico, humilde y verdadero. Y una mierda. Toda esa calderilla moral no es sino una bazofia, mal alimento para santurrones conformistas y perros flautas con vocación de ingenieros sociales que, si pudieran, nos arrastrarían al infierno de la más asfixiante e infamante alienación.
La Fotografía: Fue la última foto de aquella tarde. Con ella se acabó el cuentecito de las pequeñas cosas, el ir y venir con una ventana de por medio, y como siempre, intentando convertir lo pequeño en grande. Nunca conformándome con menos.