LOS DÍAS 79
Domingo, diez de Diciembre de 2023
“Con la edad, muchos hombres caen en cierto autismo de testosterona que se manifiesta en una lenta pérdida de la inteligencia social y de la capacidad para comunicarse con otras personas, la cual afecta también a la capacidad de formular pensamientos”. Olga Tokarczuk
Me levanté un poco más tarde. Escribí un rato y decidí ir a dar una vuelta por la ciudad acompañado por la cámara colgada de un hombro y por Roberto Bolaño en las orejas (2666). Después será, Los detectives Salvajes, que el propio Bolaño calificaba como «realismo visceral» o infrarrealismo visceral. Por lo poco que sé de este movimiento, fue, más que una corriente literaria, una actitud y un estilo de vida llevado a la escritura. De cualquier modo, esa posición ante la creación literaria y poética no pueden interesarme más. Dice Vila Matas (uno de los buenos) de esta novela: “Los detectives salvajes” -vista así- sería una grieta que abre brechas por las que habrán de circular nuevas corrientes literarias del próximo milenio. Los detectives salvajes son, por otra parte, mi propia brecha; es una novela que me ha obligado a replantearme aspectos de mi propia narrativa. Y es también una novela que me ha infundido ánimos para continuar escribiendo, incluso para rescatar lo mejor que había en mí cuando empecé a escribir”.
Dejé el Castillo de San Servando a la izquierda, bajé hasta el Puente Alcántara, repleto de puestos de venta de los más diversos productos, desde artesanía a chorizos (también artesanía), que crucé para girar a la izquierda y dirigirme, bordeando la ciudad hacia el barrio donde nací (San Justo), y de ahí a la plaza del ayuntamiento y de ahí al claustro de la catedral, donde también había puestos de dulces, especialmente de mazapán. Siempre compro un poquito de mazapán en navidad, me gusta mucho, me parece un dulce exquisito. Es mi única participación en el ambiente navideño, que me importa muy poco, más bien nada, diría.
A lo largo del trayecto fui fotografiando (en estos casos, también llamada terapia ocupacional) un poco, cansinamente.
Decidí volver a mi casa cruzando por el centro: calle del Comercio (ancha), Zocodover, paseo del Miradero (no sé si se sigue llamando así), escaleras empinadas hacia abajo hasta el puente Alcántara, otra vez. Cuando lo que hago no me encanta, ralentizo los movimientos de modo automático, y si estoy caminando lo noto porque no avanzo, voy casi parado. Llegué a mi casa a la una del mediodía. Comida y luego, por la tarde, tres horas en el estudio escribiendo, película tonta que vi dormitando y a la cama (a las diez y media). No tuve sueños interesantes, que pueda recordar. Domingo insignificante a pesar de que salí a pasear con sombrero y todo.
La Fotografía: Me pregunté qué hacía Isabel Díaz Ayuso transmutada en gigantona, en el claustro de la Catedral de Toledo. No supe que contestarme, o tal vez pensé sin darme cuenta que era cosa de cuando gobernaban la ciudad los comunistas, una tal Tolón, creo que así se llamaba. Ya no me acuerdo si pensé eso u otra cosa. Me limité a fotografiarla.