17 FEBRERO 2024

© 2012 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2012
Localizacion
El Arteal , Almería (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ACROS 100 (50)
Fecha de diario
2024-02-17
Referencia
6035

DIARIO ÍNTIMO 91
Mutaré en geranio y viviré en una maceta junto a los dos que ya tengo en mi patio. Quizá pueda hablar de algo con ellos e incluso irnos de fiesta un sábado por la noche…
Domingo, once de febrero de 2023

“Invento proyectos de hacer y de ser en vista de las circunstancias. Se olvida demasiado que el hombre es imposible sin imaginación, sin la capacidad de inventarse una figura de la vida, de idear el personaje que va a ser. El hombre es novelista de sí mismo”. José Ortega y Gasset
Soy persona conflictiva, tan solo conmigo mismo. Socialmente soy una alfombra mullida para el mundo y las personas. Sumiso y obediente. Eso no es meritorio, sino todo lo contrario. Tan solo es miedo sin resolver.
Por cierto, hoy hace noventa y siete años que nació mi padre  (lleva 46 muerto).  Lo mató el miedo, lo mismo que hará conmigo.
Con semejante personalidad (combinación de carácter y temperamento), es imposible crear un personaje mínimamente interesante.
Ahora ya no puedo cambiar la dramaturgia porque al casting no ha acudido nadie.
Me empeño en crearla a través de este diario; porque si no, una sima se abre bajo mis pies. La novela me sale sosa porque está vacía, apenas si hay otros personajes en la trama y así no hay modo de hacerla entretenida. Lo peor es que se parece más bien a un soliloquio que empieza y termina en un mismo punto: yo mismo.
Lo que hace soportable una historia (y una vida) es el contraste y relación entre los personajes convocados porque el relato, entonces, se hace visible y sólido por el roce de texturas sentimentales entre unos y otros. No es el caso. Soy un monologuista insípido.
Ante esa excesiva y desventurada circunstancia, a pesar de los esfuerzos para cambiar el cuento, así ha resultado. No sé si la literatura desnuda, desprovista de diálogos, risas y emociones, será suficiente para sostener la función.
Ayer, sábado, se celebraba el carnaval y pensé en salir por la ciudad a caminar entre la gente, solo, como siempre. Hace falta mucha presencia de ánimo para hacer algo así: ver cómo la gente se divierte o al menos interactúa pero desde la extrañeza y la pasividad. Presenciar la fiesta en silencio a la que nadie me había invitado. Sería un déjà vu propia de un voyeur marginal (todos lo somos), y eso no me gusta.
No pude hacerlo, no salí, porque cuando el contraste es apabullante y muy evidente, la herida sangra más profusamente.
Es mi vida de ahora o la falta de ella, en escenarios discretos, o mejor vacíos.
Adelanté una hora el momento de acostarme, de las once, hora habitual, a las diez (en verano sería de día y esa imagen me inquieta mucho porque se parece demasiado a la escenificación de la mierda que es la depresión). Somaticé a través de un dolor de cervicales bastante insoportable. Tendré que ir a un nuevo médico, a un traumatólogo al que dejaré perplejo porque lo que me pasa no es de su incumbencia.
La Fotografía: Yo mismo: hoy en un lugar al que llegué y me encontré que había sido abandonado. No había nadie ya. Mañana quizá me aventure por otros caminos, por otras opciones, pero seguro que, sin darme cuenta, terminaré en un pedregal o en un desierto tan recurrente en estos días de desaliento.
“Quienes desean realmente huir del solipsismo humano deben evitar lugares vacíos. En lugar de retirarse al desierto, donde se verán confrontados de nuevo con sus propios pensamientos, harán mejor buscando la compañía de otros animales. Un zoo es mejor ventana desde la que contemplar el mundo humano que un monasterio”.
John Gray

Pepe Fuentes ·