19 FEBRERO 2024

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
San Bruno, La Cartuja, Granada (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 102400
Fecha de diario
2024-02-19
Referencia
10221

DIARIO DE UN CONDENADO 2
Cómo renunciar a la dichosa identidad y convertirme en monje Cartujo, de los que solo hablan con Dios… en silencio…
Viernes, quince de febrero de dos mil veinticuatro

Ayer, jueves, fue un día asombrosamente previsible y plano, salvo a lo largo de una hora, entre cuatro y cinco de la tarde, más o menos, mientras leía a Luis Landero, en Retrato de un hombre inmaduro.
Esas pocas páginas me golpearon duramente y me dejaron abrumado, desolado y con la sensación de irredimible víctima del hecho de vivir.
A partir de ese momento, ya no pude hacer nada el resto de la tarde. Caminé por mi casa como un autómata y fui colocándome en los distintos escenarios en los que vivo en cada hora de la tarde noche con movimientos desvitalizados, en un estado de puro automatismo asustado. Lo peor de todo es el miedo.
Cené viendo una estúpida serie (como todas) y luego me animé con una película a partir de una novela de Juan José Millas (no forma parte de mis autores preferidos), que supuse que podría ser buena y resulto mala, bastante mala (Que nadie duerma), con una Malena Alterio en una espantosa actuación por vulgar y previsible(cinematográficamente rudimentaria), a pesar de que esa mujer me cae bien, pero en esta película, No, Gracias. Su mediocre actuación ha tenido más que ver con la película en sí, con la naturaleza y sentido de la historia y su desarrollo cinematográfico (transpira vulgaridad). Debo estar incurriendo en alguna falta grave a la hora de enjuiciar esta obra porque ha sido celebrada con críticas estruendosamente favorables. Ah, y a Malena le han dado el Goya como mejor actriz principal (ella es buena, sí, pero en la longitud de onda secundaria). En realidad todo está en consonancia, el cine español es un inmenso plató de actores y películas secundarias. Supongo que debo estar gravemente equivocado. Seguramente, ¿Y?
En estos últimos días estoy profundizando seriamente en mi ineludible conversión en autómata, en un estoico por agotamiento. Ya lo dije el otro día, no me caen bien esas gentes de hábito y alzacuellos porque niegan la naturaleza humana a partir de la virtud, pero una vez reconocida la delicatesen filosófica, tengo que reconocer que es una filosofía perfecta para gestionar la derrota y el aburrimiento.
Creo que es el momento de traer un retazo de la lectura de la tarde, para mejor entender el reactivo químico que supuso en mi estado de ánimo:
“No entiendo ese afán de conocerse uno a sí mismo y andar hurgando y como hozando en las entrañas inmundas de la identidad, a veces incluso con ayuda de profesionales. ¿Qué espera uno encontrar en ese estercolero? ¿Se imagina un epitafio que diga: «Aquí yace uno que logró conocerse a sí mismo» No, a mí lo que me parece interesante es el mundo, es asistir gratis al espectáculo de los demás. Bastante tiene uno con llevarse a sí mismo encima todos los días del año y las horas del día. ¿No cree? Bah, a la mierda el yo y sus circunstancias. Luis Landero
Tiene razón el personaje de novela.
Yo, tontamente, es a lo que me dedico todo el rato en este diario. Ya no tengo ninguna posibilidad de redención. Así seguiré. Y por qué, pues porque en el planteamiento de Landero, aparentemente impecable, hay una pieza que no me encaja:lo de asistir al espectáculo de los demás- Eso no me interesa, salvo que me hagan reír. Lo de -a la mierda el yo y sus circunstancias- (tan orteguiano), me convence y por eso, lo mejor la mudanza al mundo Cartujo, pero para evitar los rigores del invierno en el convento, permaneceré en sacrosanto silencio en mi casa, con calefacción.
La Fotografía: Hoy, como no podía ser de otro modo y por ser aplicable a mi vida de retiro espiritual, San Bruno: Fundador de la orden contemplativa de los monjes Cartujos. El sabio y devoto cardenal Bona, hablando de los monjes Cartujos, cuya orden fue fundada por San Bruno, y cuyo instituto religioso está por encima de todos los demás, los llama «el gran milagro del mundo: viven en el mundo como si estuviesen fuera de él; son ángeles en la tierra, como Juan Bautista en el desierto”.

Pepe Fuentes ·