11 ABRIL 2024

© 2016 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2016
Localizacion
Alba Iulia, (Rumanía)
Soporte de imagen
-120 ILFORD SFX 200 (100)
Fecha de diario
2024-04-11
Referencia
1463

CENA RARA 1 y 5
“Las veces que me comprendo un poco, comprendo menos a los demás”. Antonio Porchia 
Jueves, veintiocho de marzo de 2024

… De lo que hablamos, más o menos: tendencias culturales y sociales actuales, marcadas por el ominoso protagonismo digital de las redes sociales y mensajería diversa; patrimonios artísticos, históricos y culturales dependiendo de las zonas del mundo, teniendo en cuenta que había dos mujeres americanas (ganábamos los europeos); de política, también, pero de puntillas (alto riesgo de confrontación furibunda que no venía al caso); del Covid y la triste y exigente experiencia que supuso para todos; algo de televisión, uno de los hombres trabajaba en una cadena.  Algunas cosas más, pero ya no me acuerdo. Nada de lo hablado dejaría huella en ninguno de nosotros. La estadounidense apenas hablaba porque no dominaba bien el español; la venezolana, haciendo gala de una más que dudosa corrección se sentía más interesada por el mundo que le ofrecía su móvil y permanecía silenciosa y enfadada con el plato que había elegido (según ella no estaba bien cocinado); y la que cenaba a mi lado, la profesora veterana, no me acuerdo lo que dijo a lo largo de la cena (ahora soy incapaz de recordar su cara). La conversación la sosteníamos los hombres, (eso ya lo he dicho), separados de nuestras últimas parejas los tres. Ellas no sé si lo estaban o no, pero daba igual. El interés en alguien se sabe si tendrá lugar en el primer segundo, luego ya no, y había sido que no.
El final de la dichosa cena se hizo esperar, quiero decir que se hizo larga, pero finalmente sucedió. Ellas se levantaron una a una y fueron a pagar lo suyo como escondidamente. Nosotros, despreocupadamente, repartimos el resto a partes iguales.
No hubo momentos de complicidad, de sobreentendidos, de risa, de verdadera y auténtica relajación y comodidad. Fue un puto trámite. Nos comportamos como lo que éramos: extraños.
Los organizadores que habíamos contratado (suscripción) para después de la cena proponían la asistencia a un bar de copas para seguir la velada y se supone que con la posibilidad de confraternizar con los asistentes a otras cenas de igual carácter, en otros restaurantes.
Las mujeres dijeron que ellas, de ninguna manera y salieron a toda prisa del restaurante sin mirar atrás (mejor así). Nosotros, lo hombres, que no habíamos gustado a las mujeres (ellas a nosotros tampoco), fuimos al bar propuesto, al lado de la Puerta de Alcalá, tomamos una copa y charlamos amigable y cordialmente.
Me pregunto: ¿repetiré la experiencia? No lo sé, probablemente no ¡fue tan frío, formal y tonto todo!
Comidas o cenas, se disfrutan con personas queridas (o con las que se haya empatizado de antemano); difícilmente con extraños que no volverás a ver.
Para rematar el despropósito, al volver me equivoqué varias veces en las salidas de las vías principales y llegué a casa mucho más tarde de lo previsto (a las dos). Por si fueran pocos los contratiempos, la cena me sentó fatal (no entraré en detalles) y dormí peor que mal ¡vaya nochecita!
La Fotografía: …Las mujeres, de espaldas, mejor así…

Pepe Fuentes ·