DIARIO DE UN CONDENADO 5
“El sexo, tal y como escribió Schopenhauer, es el fin último de todos los esfuerzos humanos”. John Gray
Sábado (santo), veintinueve de marzo de 2024
No debemos olvidarnos de que los cuerpos humanos necesitan del sexo o de las vivencias espirituales a través de la piel, del cuerpo. Jesucristo fue humano, y como Dios que al parecer fue, no podía contradecir la naturaleza creada por su padre. En el Gólgota sangró, atributo esencialmente humano. Como hombre, tuvo, necesariamente, que desear a la mujer (perdón, o al hombre). Su rareza no le debió dar para alcanzar la paz de la asexualidad.
Por mi parte, como tampoco la mía me llega, haré la cuenta de mis dos extemporáneos intentos de encontrar a una mujer con la que pasear por los parques floridos y primaverales los domingos, o cualquier otro día de la semana. Y también con la que tener sexo alguna vez, sobre todo eso…
A lo largo de 48 horas, las noches del miércoles y jueves, me he gastado 150 €, en los siguientes conceptos: suscripción a una web de cenas suicidas, con desconocidos (50); dos cenas (70); consumiciones sueltas, desplazamientos a Madrid, parking, los 30 € restantes, más o menos. Resultado obtenido: ninguno.
No todo han sido pérdidas porque he cenado (2 veces) y he practicado terapia ocupacional que, ciertamente, podría haberme ahorrado sin demasiado perjuicio…
¿Me compensan estos terroríficos e insensatos dispendios? No, desde luego que no.
Lo único que pretendo con estas tonterías que se me ocurren es comprobar que todavía no estoy muerto.
En la maravillosa novela de Murakami que estoy leyendo ahora, La ciudad y sus muros inciertos, hay personajes en el mundo real, que van y vienen de un lado para otro, que están muertos, pero no lo sabe nadie, ellos sí; aunque no están seguros del todo, como yo.
Por eso, lo más tangible que se me ocurre es indagar a través de la piel y el tacto de una mujer, pero no me está funcionando.
El encuentro deseado entre una mujer y yo ya es imposible; así que la única solución tendría que ser bajo fórmulas comerciales…
Por bastante menos dinero de lo que he gastado en dos días, podría haber tenido dos contactos físicos con una mujer, en tan solo una hora total de tiempo ¡queda ya tan poco! con final feliz incluso (eso dependería de diferentes variables que ahora no deseo concretar) y sin desplazamientos peligrosos…
Nadie pierde, ambos ganamos. El comercio es la relación entre humanos más justa y honorable que existe porque es voluntaria. y amparada por la ley.
Me tomaré muy en serio esa segura posibilidad, sin riesgo de rechazos, además.
La Fotografía: Jesucristo, tuvo varias mujeres muy amorosas cerca (especialmente, María Magdalena) hasta el último momento, pero claro, él era Dios y joven. Yo no, ni joven ni Dios. A su edad, a mí también me deseaban las mujeres. La juventud es el estadio humano más cercano a la divinidad. Me pregunto ¿si Jesús hubiera alcanzado la vejez, Magdalena le habría amado igual? Prefiero no contestar a eso porque sospecho que las sombras se cernerían sobre mí. La cuestión no está tanto en el atributo divino, como en la edad. Es la eterna maldición del paso del tiempo y el desgaste y precariedad de la carne, la que lo determina todo: tener amor y sexo, que a fin de cuentas viene a ser cuestión de vida o muerte.