DIARIO DE VIAJE: al Norte.
Sábado: veinte de Abril de dos mil veinticuatro
Prólogo
“No debe haber una separación entre el arte y la vida. Si en la vida no tenemos un guion, es decir, si no podemos saber exactamente qué es lo que pasará después; en una película debe suceder lo mismo”. Jorge Volpi (El temperamento melancólico).
Mañana saldré de viaje, uno de mis pequeños viajes de una semana de duración y en formato “road movie” (película de carretera). Iré al norte (Cantabria) deteniéndome dos días antes en la provincia de Palencia; dos días más en Santander e inmediaciones, para pasar hacia Asturias, deteniéndome antes en los Picos de Europa. La etapa final será en Oviedo, para desde ahí, sin pararme ni mirar hacia atrás, volver mi casa, en Toledo.
A pesar de la cita de introducción, extraída de una magnífica novela que estoy oyendo en estos días, yo si llevo un esbozo de un guion que simplemente es el itinerario que seguiré, nada más. Luego, el viaje en sí, será el que marque los planos e interpretaciones de la realidad que me vaya encontrando y el sentido del viaje no será lo que vea, sino lo que sienta y exprese. Si no lo consigo, habría sido mejor no haber salido carretera adelante.
En la película de la que habla la cita, el director cuenta con una hoja de ruta (nada más que eso); serán los personajes (actores), los que determinarán como se desarrollará una historia donde afloren las emociones y sensaciones que ellos sean capaces de sentir, vivir y sobre todo expresar: el arte es la vida y la vida el arte (idea que sostiene el director de la película en la novela). Solo pueden existir complementándose. Son diferentes pero iguales porque están contenidos en un mismo cuerpo y alma. No hay diferencia, no hay distancias. Ese será el único sentido y razón de la historia que construyan y su alcance como obra de arte.
Ahora estoy justamente en la mitad de la lectura y resulta apasionante.
Lamentablemente, un día antes de partir, no tengo la necesaria disposición para ser abducido por la experiencia del viaje porque siento una inmensa tristeza que no sé muy bien como disipar. Intentaré elevarme sobre el estado de ánimo tan decaído que me acompaña en estos días.
El director de la película en la novela de Volpi, después de llevar treinta años sin rodar, se ve impelido a realizar su última película porque le han diagnosticado un cáncer terminal y no quiere morir sin dejar una nueva obra, seguramente póstuma. Siento un respeto y admiración reverencial hacia los grandes gestos heroicos.
Probablemente, salvando las distancias, yo pretenda hacer lo mismo con mis cortos viajes (dos al año), porque los hago sobreponiéndome a un bajísimo espíritu e iniciativa (con cáncer no lo haría); quizá porque haya asumido que el único sentido que tiene la vida es acercarse a la belleza y a la creación (al arte, no creo llegar)…
La Fotografía: Lo que yo veo y fotografío (melancólicamente), en los viajes. Fue en el viaje realizado al suroeste de la península, en Septiembre de dos mil veintidós.