10 JULIO 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL (100)
Fecha de diario
2024-07-10
Referencia
10441

DIARIO DE LO IMPOSIBLE 3 y 3
“Cuando has pasado de los 70 te duele más que alguien se mee encima de tu tiempo”. Charles Bukowski
Jueves, cuatro de julio de dos mil veinticuatro

…La Cena Rara de anoche se estaba poniendo imposible en cuanto a banalidad de los temas de conversación (absolutamente ridículos e inconvenientes), a saber, a ratos fue hasta escatológica, y se habló de los recursos higiénicos de los inodoros, bien por chorros de agua, sistema muy apreciado, por cierto; de las detestables “escobillas”; o de los nuevos recursos domóticos en el hogar (si, de todas esas prescindibles estupideces, sin ninguna gracia, encima). También de cocina (recetas y cosas así); pero, en ningún momento de lo esencial: ¿qué coño hacíamos todos allí, juntos y sin conocernos de nada? Ahora, tan tarde ya, con el poco tiempo que nos queda a todos.
No, nadie quiere temas problemáticos que no consigue resolver, supongo, y las mujeres menos todavía (siempre son mayoría). No necesitan mirarse en el espejo, solo estar cómodas y que nada se mueva en su estático y tedioso desequilibrio.
Creo que tengo que entender y asumir, que esta experiencia no da más de sí, y que el único que se entera del impacto de mi decisión de hacer lo que hago, es mi depauperado bolsillo, maldita sea. Me gasto en torno a 60 € cada vez que voy; pues bien, por ese dinero podría tener una experiencia infinitamente más trascendente a través de mi cuerpo y mis sentidos. La gastronomía y las aburridas conversaciones no me hacen llegar a ninguna parte en lo sensitivo, que ahora, es lo único que me interesa. Cínico, pues algo sí ¿qué pasa? Tengo bula papal (Freud, y sino el mismo Bukowski), seguro.
¡qué pérdida de tiempo, por Dios!
Fue la cena en la que menos hablé (las escobillas del inodoro no me inspiraban), a nadie le importó mi silencio. A mí tampoco. Tuvo bastante que ver el hecho que ninguna mujer me gustara tanto como para intentar llamar su atención.
No, no quiero hacer evaluaciones victimistas en el sentido de que mi falta de placer es por causa de las demás (el placer siempre lo visualizo a través del sexo o la complacencia sentimental); no, que va, es, exclusivamente porque mis carnes flácidas ya no interesan a nadie y de eso no tienen la culpa las mujeres, yo tampoco, solo es el paso del tiempo, amigo mío. A mí tampoco me interesan sus carnes caídas y su pérdida de oído (una de las asistentes era algo sorda).
No obstante, el que acudamos los que lo hacemos a las Cenas Raras, es, pienso, porque buscamos algo que no tenemos y que suponemos que puede estar en los otros que también asisten; pero no, que va, ellos tampoco tienen nada que darnos y los demás (yo mismo), a ellos, tampoco. Será el silencio quien presida nuestras vidas (porque Dios, tampoco)
Puedo ir a mil Cenas Raras en lo que me quede de vida, pero no obtendré nada de lo que esencialmente busco. Y eso será así, seguro, por mucho que todos, al final, digamos que nos lo hemos pasado muy bien ¡puta mentira!
Ya está bien por hoy de las jodidas experiencias impotentes (y escatológicas).
La Fotografía: Por fin la cena acabó sin que llegáramos a las manos, pero eso sí, todos derrotados “patas arriba” por el tiempo y dinero perdido ¡qué puto desastre! Hasta Dios, avergonzado por el espectáculo que habíamos ofrecido se dio la vuelta supongo que pensando que en algo había fallado cuando diseñó al género humano. Recreación alegórica de una Cena Rara. Entrega 3 (y última).

Pepe Fuentes ·