11 JULIO 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Covadonga (Asturias)
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2024-07-11
Referencia
10354

DIARIO DE VIAJE: al Norte.
“La historia permite mentir con la verdad de formas muy creativas, como bien saben los historiadores menos escrupulosos y los políticos menos ingeniosos”. Sergio del Molino
Quinto día, jueves, veinticinco de abril de dos mil veinticuatro (1)

He amanecido en una pequeña habitación en una hostería de Potes. El cuarto de baño era minúsculo y el frío polar. No me he duchado, sentí tanto frío que pensar en salir de la ducha mojado en una fría habitación no podría soportarlo. Cuando amanece hace frío todos los días, especialmente los tres últimos.
Veremos cómo se me da hoy el día porque ayer, especialmente por la tarde, cuando me distraje y me fui muy lejos apartándome de la ruta que debí seguir, fue un puñetero desastre.
Lo primero que tenía previsto una vez que desayuné en Potes, era la visita al Monasterio del Beato de Liébana. Llegué a las nueve y media y no abrían hasta las diez. La visita me ha decepcionado tanto que media hora después me he largado.
Desde el monasterio me he encaminado hacia Covadonga (82,5 km). Nada más iniciar la ruta, otra vez por el Desfiladero de la Hermida (22 km), con paradas constantes por obras (ya lo sufrí la tarde anterior). Me desvié hacia una pequeña iglesia llamada Santa María de Lebeña, pequeña, íntima, preciosa y preciosista. Prerrománica o mozárabe (s VIII), construida por los condes de Liébana para depositar los restos de Santo Toribio.
Pude entrar a visitar la bella e intimista iglesia porque la guardesa estaba allí, de servicio (vivía en la aldea, según me dijo). Era una mujer humilde, sencilla y amable. Me cobró un euro y medio por la visita y la explicación histórica de la ermita, de más de quince minutos, con todo lujo de detalle. También me contó que la Virgen de la Buena Leche, de madera policromada (s XV) robada en 1993, se recuperó en un chalet de Alicante en 2001. Fue un placer oír a esa sencilla mujer. Ningún otro visitante apareció en casi la hora que estuve allí.
El viaje hasta Covadonga resultó muy enojoso y pesado por la sinuosa estrechez de las carreteras, aunque, eso sí, cualquiera habría afirmado que el paisaje era magnífico. Sí, tal vez…
Paré en la base de la montaña donde se ubica el santuario, en un restaurante turístico muy concurrido por excursionistas de los de autobús y programación estricta (horarios y guía que dirige). Tomé el menú del día (21 €) una fabada en la que la grasa había que cortarla con cuchillo, aunque las fabes estaban ricas; y escalopines con salsa de cabrales, que resultaron una puñetera mierda.
Subí a visitar el enclave: la Santa Cueva; la Basílica, en fin, más o menos todo lo que había en el entorno…
PS: a propósito de la cita de Sergio del Molino, que he traído a colación porque no está claro si Don Pelayo, era descendiente de linaje godo o autóctono astur. Siglos de controversias entre historiadores e interesados políticos. No es importante, me parece, pero algo tenían que hacer, como yo (para no morir mañana).
La Fotografía:  Apenas fotografié a lo largo del día: no lo hice por la mañana y en cuanto a Covadonga solo tomé esta y porque me llamó la atención el equilibrado contraste, bordeando el drama, entre la imaginería, que ni siquiera supe que representaba y tampoco me importó. Se daba la curiosa circunstancia de que estaba prohibido fotografiar en el interior del templo y no supe la razón (yo, amedrentado por la posible presencia de sacristanes, solo hice una).

Pepe Fuentes ·