20 JULIO 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 250
Fecha de diario
2024-07-20
Referencia
10443

LOS DÍAS 40
Esta casa soy yo y yo soy esta casa. Ella ha contribuido a que yo, ahora, sea como soy.
Todo lo que forma parte íntimamente de nuestra vida nos constituye y conforma.

Sábado, veinte de julio de dos mil veinticuatro

Ayer terminamos, Naty y yo (y los profesionales que nos han ayudado), con la operación pintura de las paredes exteriores de nuestra casa, tanto la fachada como del patio interior. Han sido dos semanas de un tipo de tarea que a mí siempre me viene mal porque prefiero hacer otras cosas. Todavía nos queda otra reparación interior, pero será más adelante.
La operación ha resultado costosa, pero imprescindible acometerla.
Tenía todo el sentido del mundo, tanto para mí como para Naty. Para ella es lógico el cuidado de una propiedad apreciada y valiosa que no puede ni quiere abandonar a su suerte. Para mí es eso y mucho más, ya que es mi nido y refugio, es mi casa, en la que vivo y que disfruto cada minuto del día, es la que enraíza y sostiene mi vida, es lo único tangible y valioso que poseo, porque ahí, detrás de esos muros y enrejadas ventanas abajo y diáfanas arriba es donde despliego mi ser y mi manera de entender y estar en el mundo. Su configuración física soy yo mismo: mi casa transmite sobriedad y hermetismo, silencio y distancia, también, tal vez, un cierto y engañoso ascetismo que puede resultar frío y disuasorio (no es así). No recibo visitas y tampoco invito a nadie (no tengo a quién invitar); y si alguna vez lo hago da igual porque no vienen.
Es mi fortaleza y mi refugio de hombre acobardado, y desde luego asustado.
Esta casa es como es porque hace bastantes años se dio una conjunción de voluntades y personas insuperable: un arquitecto creativo y sensible (Federico); un constructor (Gabino) original, eficaz y de infinitas habilidades constructivas (ahora ha participado en el proyecto de pintar); y unos propietarios, Naty y yo, que en ese momento éramos también creativos, sensibles y determinados (algo nos quedará del impulso de aquellos años, quiero pensar).
Una casa construida por quienes la habitarán siempre será el reflejo de lo que ellos son, por dentro y por fuera.
La Fotografía: La fachada una vez pintada. Era azul, ahora ya no. A mi me gustaba más como era antes, pero, al parecer, el color azul en pintura de fachada es menos duradera y yo estoy en la idea de que no volveré a hacer lo que he hecho ahora nunca más, sencillamente porque me moriré antes de que sea necesario otra mano de pintura. Y, si antes de morirme pasan muchos años, significará dos cosas: la pintura era buena y mi cuerpo muy duradero. Lo que ocurrirá entonces, será, que, si dura tanto, yo tendré una edad imposible, mi cuerpo y voluntad estarán terriblemente dañados ambos, por lo que no me apetecerá en absoluto acometer una empresa de una envergadura inapropiada para mi condición y circunstancias (ahora casi ha sido así), y, sencillamente, no haré nada. O, dicho de otro modo: mi casa morirá para mí, y yo para ella como se ve en esta imagen reciente (la última); independientemente de lo que decida Naty, que como es incomparablemente más joven que yo, le daría tiempo a pintarla otra vez, pero eso lo tendrá que hacer ella, porque yo ya me habré largado (no debo hacer esperar a mis demonios).

Pepe Fuentes ·