EL DÍA DE LOS EPÍLOGOS 40
Diario de viajes (14), el capítulo más abundante en entradas. Han comprendido la parte final del viaje (de Santander a Toledo, pasando por Asturias). Nada en especial a modo de resumen puedo decir hoy porque, el último día de las entradas, lo dediqué a un epílogo resumen.
Los Días (6), el lento desgranar pequeños hechos que van sucediendo a lo largo de los días, sin significación ni heroicidades; días sin sustancia, pero necesarios (otra cosa sería no existir). Relato del encuentro feliz con Josep Pla, maravilloso prosista de todo aquello que sucede a su alrededor; la pintura de las fachadas de mi casa, la que da a la calle y transeúntes (pocos) y la que da al patio, lugar recóndito de muchas plantas donde reposo escritos y películas; y, también las cosas de las mujeres, que, aunque no sucede nada en especial con ellas, salvo que pasan de mí, siempre ocurre algo en torno suyo.
Colección de misceláneas (3), películas, dos: Excalibur y Náufrago, con ambas lo pasé muy bien. Y una entrada más: la bienvenida al diario y a mi mundo de lecturas actuales de Josep Pla.
Diario de lo imposible (3), a lo que he dedicado últimamente este capítulo, relatos de las Cenas Raras. En este mes tan solo fui a una (quizá la última). He ido sintiendo una creciente pereza hacia el asunto social porque tengo que desplazarme hasta Madrid para decir y oír cuatro tonterías, sin mayor trascendencia. No ocurre nada porque nadie quiere que ocurra. Para eso me quedo en mi casa (más descansado y barato). Lo único malo de esa renuncia es que no tendré material y argumentos para el diario (al final tendré que cerrar por incomparecencia de la vida en mi vida).
Adentrándome en las tinieblas (2), Ángela Liddell y los peces; nada tiene que ver esa mujer con los peces y viceversa. Utilizo a ambos, a ella como referente de mi sintonía vivencial y social con ella, ya que mis tinieblas se parecen a las suyas, hacia las que siento una especial empatía; y los peces, como metáfora de seres vivos que viven en la oscuridad de las profundidades y parecen animales lentos y deprimidos, como yo.
Diario de un condenado (1), más de lo mismo. Este capítulo suele ir de la vejez, mi condena y la de todos los que hemos alcanzado la provecta edad. Esta vez he utilizado una película como vehículo de acercamiento: That Good Night, de Eric Styles. Especialmente para significar y remarcar que un viejo siempre debe mantenerse fiel a su temperamento y no por convertirse en un ser frágil tiene que perder su mala leche si eso le ha caracterizado a lo largo de su vida. Hay que morir con las botas puestas.
Diario de la nada (1), este apartado recoge siempre las sensaciones e impresiones de la destrucción total a la que me someto entristecido. Menos mal que suele ser la menos frecuente en el mes. Por algo será, quiero pensar, quizá sea porque todavía no estoy tan mal. No sé.
La Fotografía: Museo de Bellas Artes, Oviedo (España). He relatado en este mes mi visita por el Museo, pero la foto se me había quedado atrás. El espacio vacío en el centro de uno de los edificios y que tenía la función arquitectónica de articular todo el espacio. Me gustó mucho la distribución espacial de esta parte del museo, mucho más que los otros dos espacios en otros edificios.
31 JULIO 2024
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