3 AGOSTO 2024

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
Santa María del Tule (México)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD PAN F 50
Fecha de diario
2024-08-03
Referencia
9567

LOS DÍAS 48
“Conseguir una copia satisfactoria, que contenga todo lo que pretendía captar, muy a menudo es más difícil y comprometido que la sesión fotográfica en sí misma. Al hacer fotos, sé inmediatamente cuándo he logrado la imagen que realmente quiero. Pero sacar esa imagen de la cámara al exterior es otro asunto. Hago hasta sesenta copias de una misma fotografía, y haría un centenar si eso significara la más mínima mejora, si ayudara a visualizar lo que permanece invisible, a sacar a la superficie lo que se oculta en el interior”. Richard Avedon
Jueves, uno de agosto de dos mil veinticuatro

Son las once y media de la mañana y acabo de llegar a mi casa. He desplegado los útiles de escribir en mi mesa-patinete, que tan solo es un portátil; me he preguntado ¿de qué escribirás hoy para pasado mañana? Y entonces un silencio atronador cubrió el patio, contrapunteado por el ensordecedor canto de las chicharras, muchas. En Alexa seleccioné música clásica. Ya éramos tres emitiendo sonidos: yo, el del silencio, Alexa, un lied barroco y las chicharras, lo suyo, lo de siempre. El calor ya había alcanzado el punto próximo al desagrado, o, mejor dicho, al riesgo de golpe de calor (no sé muy bien en qué consiste, pero creo que te puede matar). El pasado martes, a las doce tuve que parar y tumbarme en una habitación fresca, a oscuras hasta que se me pasó el sofoco. Hoy espero aguantar.
Por la mañana he hecho cuatro recados, a saber: comprar un producto de pintura para el barro de mi fachada (ha sido caro pero creo que he acertado con el producto); he llevado un zapato a arreglar y el zapatero, al que no conocía, muy pequeñito y de rostro breve y avejentado ha intentado que charláramos, pero a mí esa posibilidad no me interesaba y me he ido a toda prisa antes de que me contara un chiste; luego, a un establecimiento de marquetería donde me enmarcan las fotos que ya no hago, pero antes sí, y como son amigos me he entretenido en hablar un rato con la dueña (quiero enmarcar dos cuadrípticos que serán los últimos); y por último a Zara a comprarme camisetas (5). Hacía tiempo que no iba a esa tienda de ropa, tan famosa y universal, y he observado un cambio de estilo notorio ya que los diseños tienen hechuras más atrevidas, los colores se habían intensificado y los tejidos se habían texturizado. Los precios, contenidos. Como siempre me ha pasado la mirada se me ha ido a diseños muy informales, muy de jóvenes, pero claro, me lo he pensado y me he dicho: por ahí no vas bien, una cosa es la informalidad a tu edad y otro convertirte en un espectáculo viviente por el que no te van a pagar. En cuanto a las camisetas, pues eso camisetas para cualquier edad. Quizá sean las últimas porque a mí las camisetas me duran mucho.
Ahora ya, casi todo es lo último.
Nada más ponerme a escribir he recibido una llamada de mi hermano de ficción y cariño (una hora de conversación); y luego la de mi otro amigo, de hace más de cuarenta años (otra hora de conversación). Ya no me ha quedado tiempo de trabajo.
He seguido por la tarde, bajo la amenaza del dichoso golpe de calor.
Y sigo buscando novia, que sería la última, también. Por cierto, y a propósito de eso, a lo mejor cuento la última batallita librada en ese campo. Si esto es un diario de lo que me pasa, debería hacerlo, aunque me dé un poco de vergüenza. Ya veré, porque, a fin de cuentas, este diario es también un manifiesto de libertad personal (escribo lo que me parece bien y silencio lo que no me parece tan bien).
La Fotografía: Esta es una de las fotografías que compondrá el cuadríptico que he llevado a enmarcar, del mismo y majestuoso árbol, en Tule, México. La copia es en papel baritado multigrado de Ilford, con baño al selenio (46,5 x 58,2 cm). Ni mucho menos mis copias tenían el nivel de exigencia de Avendon; eso sí repetía bastante y en una sesión de copiado de varias horas podía llegar a hacer hasta diez copias, si partía de negativos homogéneos, como fue el caso del árbol de Tule. Fue la última copia que realicé en mi -cuarto oscuro- en 2020. A partir de ese momento no he vuelto a revelar un negativo ni a copiar una fotografía en mi maravillosa ampliadora Beseler 23 CII, que conservo, así como todas mis Mamiyas RB67 de 120 mm; y las Canon de 35 mm. Y todos los objetivos, por supuesto. No creo que los venda nunca (que lo tiren todo mis herederos y que recaiga sobre su conciencia).

Pepe Fuentes ·