7 AGOSTO 2024

© 2012 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2012
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
120 MM- ROLLEI. PAN F 25 (50)
Fecha de diario
2024-08-07
Referencia
5752

COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 52
“Así como la desgracia hace discurrir más, la felicidad quita todo deseo de análisis”. Pío Baroja
Lunes, cinco de agosto de dos mil veinticuatro

Creo en lo que dice Pío Baroja, autor, por cierto, que apenas he leído, y lo siento. Es indudable su afirmación, pero no por serlo merece menos atención. Todo lo que he hecho ha nacido del malestar, por lo que, probablemente, si me hubiera mecido en la complacencia me habría abandonado a la apatía y el desinterés. Quiere decir eso que todos aquellos que no se trabajan a sí mismos en algún tipo de análisis sobre su vida o crecimiento personal son felices, no, no lo creo; o que los que especulan en el mundo de las ideas son desgraciados, no, tampoco lo creo. Probablemente, y sin quitar la razón a Baroja, me parece que, finalmente, todo el mundo hace lo que hace porque ya está señalado para hacerlo y entonces, lo hará. ¿De dónde viene ese designio? No lo sé, pero si naces haces lo que está escrito en el guion que ya traes debajo del brazo. Luego, las circunstancias sociales, culturales y todas las demás están ahí y actúan tan solo para confirmar lo que tiene que ser. ¿Determinismo causal? Quizá, mejor y más acorde con la vida real (aparentemente) lo que vendría a definirse como compatibilismo, una mezcla de libre albedrío y determinismo. Algunos autores consideran ambos valores como compatibles. Lo dudo (este diario es una máquina de dudar).
Y ahora es cuando me pregunto por qué todo este galimatías. Sencillo, tan solo pensaba escribir sobre Josep Pla, y eso me ha llevado a Pío Baroja, y a la cita de introducción y entonces, a partir de ahí me he puesto a especular, a pesar del calor. Vuelvo a mi propósito original:
Terminé El cuaderno gris, de Josep Pla, con el mismo nivel de satisfacción en cada una de las tres partes. Dado que el cuaderno solo llega hasta sus 21 años y que fue un hombre longevo, tengo que reconocer que de Pla no sé nada de nada, más allá de lo que he ido diciendo intermitentemente.
Me ha llamado poderosamente la atención lo terriblemente provinciano que resulta en estos escritos, a pesar de su vastísimo entorno social. Pla, no menciona prácticamente a casi ningún escritor español, salvo, muy de pasada a Unamuno (que le resulta inextricable); Galdós (que no le gusta por simplista y mediocre); Azorín (al que considera forjador de un poderoso estilo propio); Pérez de Ayala (que le gusta, pero que ahora no recuerdo porqué) y Pío Baroja (que sí, que le gusta mucho). Lo mismo ocurre con la literatura europea, que obvia, y tan solo se refiere superficialmente a filósofos célebres de forma sucinta.
Pla menciona en todo momento a Cataluña como el País, el suyo claro, y no a España; y al mundo que le rodea, es decir a Cataluña y sus paisanos, que hasta sus 21 años era lo único que parecía existir en su vida. Sobre todo, habla de escritores catalanes, que salvo Eugenio d’Ors, ninguno ha superado la prueba del paso del tiempo.
Aunque, como ya he dicho, no diera muestras de un nacionalismo decidido, en su vida solo existía un país, Cataluña, y una lengua, el catalán (aunque conociera otras, como el italiano, el francés o el español), pero eso sí todas ajenas para él. No he podido evitar sentir una cierta decepción con este hombre tan apegado a su mar, sus terrones y pucheros. Quizá, más adelante, cambiara (no lo creo), pero eso ahora no lo sé, y la magna biografía sobre él, de Xabier Pla (Un corazón furtivo), no creo que me apetezca ni probar siquiera (1500 páginas). Para mí es difícil de entender tanto color local porque, a fin de cuentas, eso siempre será reduccionista y Cataluña no deja de ser tan solo una aldea en el mundo y poco más. Y, los que solo ven y sienten a través desde el prisma de su inmediata realidad, normalmente son aldeanos.
A partir de las reflexiones del inicio, me pregunto: ¿están determinados los catalanes a serlo para siempre, a vida o muerte, porque sean víctimas o beneficiarios de un determinismo ambiental y educacional? Creo que sí. ¿Y los españoles, estamos los españoles destinados a ser españoles del mismo modo? No, o no igual, porque no estamos envenenados por un determinismo genético, como ellos; sino que, como mucho, en el concierto de los excesos seríamos -compatibilistas– es decir, más ambiguos, pero también más civilizados y universales.
La Fotografía: Incierta, como la entrada de hoy. El marco vacío podría significar el determinismo en el sentido de que el ser nacido no puede inscribir en él su vida porque es un libro ya escrito; o justo lo contrario, el libre albedrio por el cual el artífice irá creando su obra a partir de las decisiones que adopte libremente. Imagen, al gusto de cada cual.

Pepe Fuentes ·