COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 53
“Sin amor, no solo se seca la vida de las personas, sino también la de las ciudades”. Elena Ferrante (La amiga estupenda», 2011)
Miércoles, siete de agosto de dos mil veinticuatro
Después del Cuaderno Gris (diario de ayer): Mala letra, de Sara Mesa, que, como siempre, me ha resultado fascinante. Se trata de una colección de relatos de una fuerza conmovedora. Magnífica.
En mi paseo madrugador de hoy, con Mi Charlie, he comenzado la escucha de una nueva autora para mí: Elena Ferrante, creadora de la tetralogía, Dos amigas: La amiga estupenda» (2011), «Un mal nombre» (2012), «Las deudas del cuerpo» (2013) y «La niña perdida» (2014). Obviamente, acabo de iniciar la lectura con La amiga estupenda. La obra tiene como escenario el Nápoles de mediados del siglo pasado, en plena posguerra. Parece ser que se trata de un fresco naturalista y vivísimo de cultura popular sostenida por la amistad y hechos de dos mujeres especiales que crecen en un tiempo difícil, pero que imprimen a sus vidas una fuerza vital incontenible (la obra comienza en la infancia de ambas, aunque con una acotación o referencia a su presente de mujeres maduras, o viejas, no sabría decirlo ahora). Bueno, eso creo, por lo que grosso modo sé (vi dos temporadas de la serie de TV sobre esta obra, hace años, luego se me perdió, aunque hay editada una temporada más). No sé si llegaré a oír las cuatro entregas. Por la fuerza narrativa que he observado en la escucha de hoy creo que llegaré al final, aunque estas cosas nunca sé cómo las acabaré. Sí sigo tendré muchas horas de gozo literario. Eso estará genial para mí. Ahora, cuando ya falta el amor, que al menos no lo haga la literatura.
Dice Ferrante en la cita de entrada que sin amor nos secamos (nos morimos: las plantas secas están muertas y no hay modo de revivirlas) ¡qué irredimible desolación!
Ahora estoy inmerso en una reflexión (disposición espiritual, psicológica y existencial) permanente que me está desquiciando un poco, pero no tanto por desesperación como por incapacidad para entender el proceso fatal, y no es otra que la siguiente: los viejos, por definición ya no tenemos amor, estamos secos entonces, verbigracia: muertos (no solo porque lo dice Ferrante, sino porque también lo digo yo).
La Fotografía: Plantas de una ciudad sin amor, plantas muertas.