17 AGOSTO 2024

© 2018 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2018
Localizacion
Zurraquín, Argés, Toledo (España)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD DELTA 3200
Fecha de diario
2024-08-17
Referencia
8464

DIARIO DE LA NADA 12
“El diario nace de la necesidad de registrar, y exige ser fiel a lo ocurrido, porque precisamente lo escribimos para recordarlo en el futuro, sin las deformaciones de la memoria. En las memorias puede haber nostalgia, una sustancia lírica que deja de ser, por tanto, acta notarial (…) Y, al mismo tiempo, trabajamos para ir modelando una imagen de nosotros que no necesariamente responde a la realidad”. Juan Antonio Masoliver Ródenas
Viernes, dieciséis de agosto de dos mil veinticuatro

Por fin ha sucedido… para mañana, sábado, no tengo entrada (será esta, sin consigo terminarla).
Básica y formalmente, puedo estar de acuerdo con Masoliver, salvo que en mi caso no es exactamente así, ya que, aunque creo escribir con fidelidad a lo sucedido y como lo percibo, no escribo para el futuro, más allá de pasado mañana domingo; nada de futuro, en absoluto, por una razón incontrovertible: yo no tengo futuro. Nunca volveré (en el futuro) sobre lo que he escrito en el presente, sencillamente porque será pasado y, como todo el mundo sabe, el pasado no existe (el futuro tampoco). El presente ¿existe el presente? No lo sé. En este momento, en mi patio, a las diez de la mañana, existe una brisa placentera que dentro de dos horas mutará en calor sofocante (ya será pasado). También existen los graznidos de las urracas, varias, creo que vienen a saludarme porque me conocen.
El presente de las diez de la mañana, con las urracas y el viento fresco, a las doce, serán pasado y yo seré otro.
Se me está olvidando decir porqué escribo este diario, para nada, para sostenerme en las décimas de segundo que van de pulsar una letra del teclado y la siguiente. Si no fuera así, mi vida subida a este diario dejaría de existir porque no hay nada más.
Ayer, por la tarde, me recluí en el plató a fotografiar, tan solo me hice acompañar por mi falta de inspiración; sin embargo, no está mal porque para hacer algo con un mínimo margen de satisfacción, sea lo que sea, tienes que empezar (y un poco más allá, continuar y así hasta el final). Al menos es lo que me pasa a mí.
Escribo si me coloco frente al teclado; fotografío si cojo la cámara y miro por el visor. Si no, ni escritura ni fotografía, tan solo repentizo a partir de la provocación que supone disponerme a hacer algo. Me pregunto: ¿cómo sería mi vida si no me asomara constantemente al peligroso vacío del hacer o no hacer? Ni me lo imagino, seguramente ya no existiría. No, yo no escribo ni fotografío para el futuro, sino, tan solo, para no tirarme desde el último nivel de mi casa a la calle o al patio, da igual porque está muy alto en cualquiera de los lados. Y encima, este estado de agonía permanente hace que me sienta satisfecho y a veces hasta me ría, como ahora.
Por último, y a propósito de Masoliver, no tengo ni idea si la imagen que modelo aquí es la mía verdadera o es la que imagino. Da igual.
La Fotografía: En el paraíso que primero fue infierno, frente a la puerta de la casa, un árbol hirsuto y entristecido que no florecerá nunca. Tan solo lucha para no morir pronto.

Pepe Fuentes ·