18 AGOSTO 2024

© 2018 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2018
Localizacion
Zurraquín (Toledo)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD DELTA 3200
Fecha de diario
2024-08-18
Referencia
8463.1

DIARIO DE LA NADA 13
Perfil de una mujer de 59 años. (foto: pp en blanco y negro, con un encuadre picado cenital de un cierto interés fotográfico). Lo que dice, a modo de presentación: “Estoy en un momento de mi vida donde tengo una edad en la que dejé de estar pendiente de muchas cosas. Vivo mi vida, sin hacer daño a nadie. Lo que soy lo que hago, esa soy yo, sin vueltas…”
Como la presentación me pareció infrecuente y original, además de que denota carácter y personalidad, me animé a reconocérselo y de paso saludarla (de vez en cuando lo hago cuando una mujer me llama la atención por algo); aun sabiendo que nunca obtendré respuesta, ni siquiera un escueto saludo como -buenos días-, por ejemplo. Es proverbial la grosera ausencia de cortesía y educación básica de las mujeres que pululan en la página a la que estoy suscrito. Se creen que un cierto anonimato les da derecho a la impunidad y ausencia total de clase (deberían pasar un filtro de buenas maneras). Naturalmente no obtuve respuesta, como siempre.
Le dije a esa mujer:
“Hola, M. ¿cómo estás? Me gusta mucho el planteamiento vital que cuentas en tu perfil. Cuídate. Un beso.”
Sábado, diecisiete de agosto de dos mil veinticuatro

La pregunta que cualquiera que lea este diario por primera vez (o segunda o alguna más), sería la siguiente: ¿por qué sigues suscrito a una web de contactos sentimentales, si es más silenciosa y estática que una momia? Esta vez me sé la respuesta y contesto: porque me da exactamente igual tener resultados o no. Sigo porque a las pantallas de mis dispositivos acuden las fotos y perfiles de mujeres a las que no conozco y eso me entretiene, además de que me permite crearme la ilusión de que aquí sigo y que no vivo en la absoluta oscuridad. Además, me hace recordar una experiencia infantil muy vívida:
Me crie en unas circunstancias de extrema soledad, sin otros niños, sin juegos, hasta los seis años. Uno de mis entretenimientos consistía en hacer varias visitas al día a una piedra para escrutar el vacío del paisaje y el camino a mi casa para ver si venía alguien (casi nunca sucedía). Si veía un bulto avanzar a lo lejos me alegraba mucho pensando que me proporcionaría algún entretenimiento, alguna novedad excitante. Seguía sus movimientos con ansiedad para comprobar si llegaba hasta nuestra casa o se desviaba, y si era así, mi decepción era absoluta.
Ahora, abrir el correo para mí es como cuando me subía a la piedra a mirar el lejano horizonte. Han pasado más de sesenta años y todo se repite bajo el mismo impulso y necesidad, eternamente. El alma es la misma, la del niño y la del viejo. Y, entonces ¿dónde queda la cultura, la experiencia, lo aprendido? Tan solo en puro escepticismo y frustración porque la solución para todo el mundo está en los demás (si decides prescindir de ellos o ellos de ti, estás condenado. Al final mueres como naciste porque nunca se aprende nada verdaderamente, solo tropiezas una y otra vez, sin aprender dónde está la maldita piedra. Esos dos momentos lo igualan todo.
La Fotografía: Recreación de mi infancia, en el mismo escenario, asomándome y mirando al lejano camino por si venía alguien que me permitiera aliviar mi opresiva soledad. Ahora miro el correo y los bultos se desvían todos, pero ya me importa infinitamente menos. Todo está hecho, aunque no terminado.

Pepe Fuentes ·