7 OCTUBRE 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Palacio de la Granja (Segovia)
Soporte de imagen
DIGITAL 1000
Fecha de diario
2024-10-07
Referencia
10532

LOS DÍAS 61
“No ridiculizar, no lamentar, no detestar; entender”. Spinoza
Jueves, tres de octubre de dos mil veinticuatro

Ya es octubre (obviedad de largo alcance, aunque no lo parezca).
Cada día mejoro en las relaciones conmigo mismo y con el mundo todo; sí, porque cada día voy teniendo más claro como quiero vivir. Por el momento no adelantaré nada de golpe, iré haciéndomelo saber poco a poco.
Ayer vino mi amigo Ángel a ver el partido del Madrid, que perdimos. Eso no nos gustó, pero tampoco lo lamentamos demasiado; sí lo hicimos por otras cosas, por las que estamos seriamente afectados: la bajada incesante del umbral de luz en nuestras vidas. Nos apagamos y somos conscientes. Lo bueno es que la constatación hace que riamos juntos. Así es más fácil.
Mi amigo de toda la vida (más de cuarenta años) es más indulgente, sociable, culto, pragmático y civilizado que yo. Menos mal. Mi amigo Armando, con el que tengo largas conversaciones semanales (móvil), es igual de sociable que mi amigo Ángel y también fraternal. Menos mal. Mi prima Marisa, con la que he hablado por teléfono hoy por la mañana, lo mismo, nada en aguas tranquilas y además se protege convenientemente de turbulencias innecesarias. Practica el vivir sensato y sabio. Menos mal. A última hora de la tarde hablé con Naty (móvil), la que fue mi mujer y que ahora ha pasado al grupo de amigos, supongo, aunque de eso no estoy seguro. Es difícil poner un nombre a una relación de pareja que fue bien, y que sigue yendo bien, pero ya no es de pareja. Sé cómo les va a mis amigos, porque intercambiamos confidencias; sin embargo, con Naty no, así que no sé; pero prefiero pensar que a ella le va bien. Mejor que mi gente esté sana y equilibrada. Todos han superado los sesenta años (Naty, no, será el año que viene); yo los setenta (en eso estoy solo ante el peligro en una década vertiginosa y de alto riesgo). Mi vida no puede ser igual a la suya porque voy abriendo camino y ellos me siguen a distancia; puedo caer en alguna trampa en el camino y que ni siquiera lo vean y menos ayudarme.
El otro día, uno de ellos, me dijo que a su vez tenía un amigo que tenía un objetivo en la vida: ser rico. Yo, que nunca he tenido ese objetivo y que ni siquiera lo he pensado nunca, me quedé en suspenso, perplejo, sin saber qué pensar. La tentación: condenar esa declaración tan prosaica (prejuicio a eliminar), porque se aleja de valores más nobles, elevados y trascendentes y los sustituye por un alma contable y dispuesta al trueque de principios por contaminados y vulgares billetes. Pero, inmediatamente, he recogido la cuerda de los místicos dogmas a los que soy aficionado y me he dicho -y por qué no- el amor a la riqueza es similar a cualquier otro enamoramiento o pasión, en sí mismo no tiene nada de malo, salvo que incumplas la ley. El mundo y la vida se sustenta, sobre todo, en la riqueza, sin ella, por ejemplo, la belleza no existiría como algo real, tangible y admirable y que, indubitablemente, ennoblece al género humano. Otra cosa es, quizá, que ese propósito enunciado sin ambages resulte inelegante, pero, a fin de cuentas, qué es la elegancia sino la hipocresía bien elaborada.
Creo que, como me pasa frecuentemente, la digresión de hoy se me está yendo de las manos porque lo único que me interesaba decir en este diario (para esto es lo que sirven los diarios), que lo mío va bien, que está encarrilado.
La Fotografía: Un motivo decorativo bello, y probablemente prescindible porque su único sentido es recreativo y espiritual; lo crearon hace trescientos años porque tenían la riqueza para ello y ahora alegra la vista de quienes lo vemos, y así será durante siglos.

Pepe Fuentes ·