21 OCTUBRE 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL (100)
Fecha de diario
2024-10-21
Referencia
10557

DIARIO DE LA NADA 14.1
«…un mundo en silencio es un mundo acabado. Yo he vivido siempre en un mundo coloquial…No somos nada sin la mirada del otro. Los demás nos obligan a enfrentar quienes somos realmente, pero ahí está la gracia de vivir». Álvaro Pombo
Miércoles, dieciséis de octubre de dos mil veinticuatro

Puede que Pombo tenga y no tenga razón (entre tú y yo y sin que se lo digas a nadie, ni siquiera a mí, creo que la tiene); aunque deseo con toda mi alma que no la tenga porque eso me dejaría en una posición muy jodida.
Ayer vino mi amigo Ángel a ver un partido de fútbol al que no hicimos mucho caso porque nos enfrascamos en repasar nuestras cosas desde el último día que nos vimos (en torno a diez o quince días). A saber: lecturas, familia (el viernes se casa su hija), fútbol, política, el paso del tiempo (envejecimiento, tanto nuestro como de todo el mundo), mujeres ¡nos han gustado tanto! pero que ahora a esos seres humanos, que tanto placer nos han dado, ya no llegamos, luego es un capítulo nostálgico y lloroso por el que pasamos debidamente protegidos con guantes y mascarillas frente a infecciones sentimentales (duelen un poco). Creo que hablamos de más cosas, pero no me acuerdo.
Por la mañana, como siempre, Mi Charlie y yo hemos ido a caminar por la senda del río. Cuento esto porque mi paseo de hoy encierra un enigma, una circunstancia infalible; a saber: Observo desde hace muchos años, que algunas personas a las que conozco, desde amigos íntimos a simples conocidos, desde novias a familia, se alejan de mí sin razones aparentes, como si fuera un apestado, o tal vez tóxico. o tal vez indeseable, no sé…
Hoy, por ejemplo, una mujer con la que mantenía una relación superficial pero amable y coloquial, cuando nos veíamos, compartíamos paseo y charlábamos relajadamente, sin atisbos de suspicacia; ha reaccionado ante mi proximidad de modo anómalo. Hace un mes, más o menos, observé que me eludía ostensiblemente. No lo entendí. Hoy ha vuelto a pasar: la he visto venir de frente a lo lejos (luego, nos encontraríamos), circunstancia que he asumido sin ganas; pero he aquí que cuando ella ha divisado a Mi Charlie, que iba delante de mí, ha vuelto sobre sus pasos precipitadamente y ha caminado en dirección contraria a la que traía, para no encontrarse conmigo. Se lo he agradecido enormemente porque me importaba un pimiento hablar con ella, es más, prefería no hacerlo. Se ha ido alejando, andando deprisa. Tengo varios casos iguales o parecidos en estos últimos tiempos: mi examiga Carmen (por cierto, hoy es su cumpleaños, creo que 59 ó 60), con la que hablé casi a diario durante año y medio, un día, sin que mediara ninguna razón, dejó de hacerlo e incluso me bloqueó en WhatsApp. Recientemente, hace cuatro meses; otra antigua amiga, que habló conmigo largo y frecuentemente durante el verano, ha dejado de hacerlo abruptamente. Podría seguir, hay bastante gente que hace eso conmigo y no sé la razón, no tengo ni idea. Toda la familia de mi madre, sin excepción,  tíos, tías, primos, de pronto, sin causa que supiera, me retiraron la palabra y me echaron de sus vidas (no he vuelto a saber de ellos); por no hablar de amigos íntimos que se han ido yendo de igual modo, sin decir porqué ni adiós. A ver si es que soy un personaje maldito que todavía no se ha enterado de que lo es. Me hace y no me hace gracia, pero nada puedo hacer para cambiar eso porque depende de los demás. ¿Si dejan de quererme o apreciarme qué puedo hacer? Nada, me temo, es cosa de ellos y sigo sin entenderlo porque soy un tipo que se muestra atento y escucho pacientemente lo que me quieren contar, generalmente aburridas naderías.
La Fotografía: Metáfora fotográfica del escenario en el que, como Dios que soy de mi propia vida, me veo abocado a eliminar a las personas (caídas sin presencia real ya en mi pequeño escenario vital), que previamente me han abandonado y expulsado de sus vidas. Para mí ya no existen ni existirán porque no puede haber perdón para los traidores. Cuando el traidor he sido yo, especialmente en historias amorosas, he entendido y asumido que no me perdonaran y no lo han hecho.

Pepe Fuentes ·