LOS MICROVIAJES
A Huesca y Navarra: día 2.2
Lunes, veintitrés de septiembre de dos mil veinticuatro
… Visité la Catedral (gótica, s XIII), el Museo Sacro y el claustro. A la torre no subí (180 escalones), desde la experiencia de Segovia me he prometido para mi bien no volver a excederme en algo así.
La catedral, luminosa y de grata visita; algunas no lo son tanto, por lo que sea. Tal vez tenga que ver con vibraciones, palpitaciones o sencillamente manías, mías claro. Estructura esencialmente gótica, aunque en su interior convivían el arte renacentista (retablo) y el barroco.
No hubo nada especial que me fijara la atención, más allá de la profusa y habitual decoración catedralicia. Quizá estaba el motivo por excelencia, pero yo no lo vi, o sí: un Jesucristo románico sin cabeza, de cuerpo reseco, exangüe, de esqueleto marcado y serpenteante, que fotografié, claro.
Salí y crucé la pequeña placita frente a la catedral. Entré en el Ayuntamiento. Era visitable el salón de plenos, creo recordar. Lo que me interesó fue algo tan sencillo y casi doméstico como unas gigantillas amontonadas bajo un hueco de escalera, que fotografié. Además, algunos gigantones, en alguna parte que no recuerdo, que también fotografié, por supuesto. La mañana fluía y hasta yo mismo lo hacía complacido. Sentía una disponibilidad de ánimo absoluta y el día y su luz, vibrantes.
De Huesca partí hacia el norte, a Bolea (23 Km), donde se encuentra la maravillosa Colegiata Santa María la Mayor, gótica en transición al renacimiento (s. XVI). Antes, castillo y palacio árabe. También hubo una iglesia románica.
Me gustó mucho la visita, que hice despacio, además de mantener una charla con la mujer joven encargada de la entrada y vigilancia, sobre algunos aspectos del monumento. Las vendedoras de entradas (la mayoría son mujeres), son las únicas personas con las que hablo en mi deambular de sitio en sitio. Suelen estar disponibles para la charla y ávidas de salir de su adormecido tedio.
De Bolea al castillo de Loarre (10 Km) …
La Fotografía: Me cautivan esos niños-muñecos enormes, pero sin saber precisamente por qué, sospecho que pueda ser por fantasías infantiles incumplidas (no recuerdo haberlos visto nunca de niño), desde que vi el primero quedé hechizado y muchos años después ahí sigue intacta mi fascinación.