LOS MICROVIAJES
A Huesca y Navarra: día 2.3
Lunes, veintitrés de septiembre de dos mil veinticuatro
… A medida que me acercaba al castillo desde la planicie (la hoya de Huesca), subiendo por una carretera muy virada hacia el promontorio rocoso donde se encuentra el castillo románico (y romántico) de Loarre (s XI), ya se vislumbraba la magnificencia y espectacularidad de la fortaleza.
El castillo fue construido entre los años 1033 y 1035 por orden del rey Sancho Garcés III, de Pamplona, con el fin de que sirviera de avanzadilla para los ataques a Bolea (en disputa entre Navarra y Aragón), a la sazón bajo el dominio musulmán.
Esa localidad también fue asediada por los reyes de Aragón, quien finalmente la conquistaron en 1101 (Pedro I de Aragón).
A lo largo de la edad media perteneció a la corona de Aragón y en él sucedieron varios hechos históricos y de guerra. Poco a poco fue perdiendo protagonismo, aunque siempre mantuvo un excelente estado de conservación, tanto que en el último tercio del siglo XX invadieron la fortaleza las gentes del cine que la utilizaron como escenario de varias películas, El Reino de los Cielos (Ridley Scott) o La Abadesa (Antonio Chavarrias), entre otras.
Realicé la visita sin que me entorpecieran otros visitantes (no había muchos), el día era espléndido y yo seguía con un excelente estado de ánimo. Pasé en torno a una hora en el castillo, encantado con la gran belleza de todas las zonas visitables, así como de los amplios paisajes que se divisaban desde las partes altas y desde cualquier punto intramuros, especialmente desde el patio de armas y la torre de la reina.
Del Castillo bajé hasta la pequeña localidad homónima. Me dirigí a la hostería de la plaza, donde tomé una cerveza, una ración de enormes y sabrosas croquetas y un café (10 €).
Después de comer partí hacia la siguiente parada, San Juan de la Peña (60 Km.), pasando por los Riglos, en los que no paré; me limité a verlos a medida que avanzaba por la carretera…
La Fotografía: Panorámica del Castillo a medida que me acercaba, auténtico y espectacular acontecimiento de la mañana, aunque todo lo que llevaba visto hasta las doce y media de la mañana resultó memorable.