LOS MICROVIAJES
A Huesca y Navarra: día 2 y 4
Lunes, veintitrés de septiembre de dos mil veinticuatro
… Al monasterio de San Juan de la Peña nuevo, llegué en torno a las cuatro. Primero visité el centro de interpretación y obtuve información sobre el Monasterio Viejo, al que iría a continuación. Su construcción comenzó en 1676 como consecuencia del incendio del viejo. De estilo barroco en su fachada principal, pero de concepción sobria; su estructura es de líneas rectilíneas y simétricas. En 1835 fue abandonado y a partir de ese momento su deterioro fue progresivo. Entre 2003 y 2006 se rehabilitó y se creó un magnífico espacio expositivo que constituye el centro de interpretación. Recorrí esas instalaciones y fotografié un poco (para mi gusto fotográfico la pulcritud y asepsia del montaje me resultaron poco estimulantes y menos inspiradoras.
Del Monasterio Nuevo al Viejo, tan solo a 1,5 km. Románico (s XI), su construcción primigenia se debe a Sancho el Mayor de Pamplona, y la de mayor importancia en el año 1071, por iniciativa de Sancho Ramírez, de Aragón que lo cede a los monjes cluniacenses. Sufrió dos devastadores incendios (1494 y 1675). Por las muy sabidas características y las muchas fotografías vistas, no sentí nada en especial al verlo. Me decía, pero mira qué maravilla, la enormidad de la piedra que pende sobre el claustro abierto al aire y las montañas; pero ni así conseguí que se movilizara mi supuesta sensibilidad estética. A ver si es que soy incapaz de sentir de verdad nada y todo es un firme propósito y un ejercicio de férrea voluntad. Me temo lo peor.
Me estoy aburriendo muchísimo escribiendo esta entrada, creo que voy a ir cerrándola.
Después del Monasterio y camino de Jaca, donde dormiría, paré en Santa Cruz de Serós, donde había una pequeña y bellísima iglesia románica, San Caprasio; y una también magnífica iglesia románica, la de Santa María, en su origen monasterio (s XI y XII), habitado por monjas benedictinas. Entré, vi, pero no fotografié. Me lo prohibieron. No supe porqué.
Continué viaje hacia Jaca (18 Km). Llegué a las siete y media. Me costó un poco aparcar, pero no demasiado. Tomé la habitación en el hotel Acebo (lo encontré enseguida) y salí a pasear por el centro (peatonal), y a cenar. Lo hice en un restaurante al lado del hotel, por un precio razonable, aunque no barato: una ensalada muy abundante de pimientos y ventresca, cerveza y postre (20 €). Después, me acosté, en torno a las diez… ahora recuerdo que, en mis viajes de hace años, junto con Naty, siempre terminábamos el día, tomando una copa antes de volver al hotel donde dormiríamos. Ahora, temprano a la cama, en silencio y sin ni siquiera sonreír, casi rezando cuando apago la luz, transido de ascetismo y recogimiento. Es la vejez, querido amigo, una época en la ni se monologa ¿para qué? Para nada, recuerda que estas viviendo en tiempo de resistencia y descuento.
La Fotografía: Una de las capillas de la planta primera, donde, al parecer, según cuenta la leyenda, estuvo depositado el Santo Grial.