8 MARZO 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
Museo Reina Sofía. Esperpento. Madrid, (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2025-03-08
Referencia
10708

MONÓLOGOS SOBRE ARTE 25.1
“Se trata de una obra en la que sus ángeles «arrastraron las alas por esquinas sombrías, por habitaciones por horas, consumiendo sus paraísos artificiales. Juegan con carta marcadas su partida perdida de antemano». En definitiva, son «flores de basurero que crecen en la noche». La Zaranda (Teatro inestable de ninguna parte)
Viernes, siete de marzo de dos mil veinticinco

Crónica de preestreno (esta noche asistiré, en mi ciudad, a la representación de la última obra de La Zaranda: ‘Todos los Ángeles alzaron el Vuelo’. Últimamente, estrenan en Toledo, antes que en cualquier otro sitio, incluido Madrid.
La Zaranda ha sido para mí, a lo largo de muchos años, una compañía de teatro de referencia, de culto, de poderoso expresionismo, siempre dispuestos a abrir sin anestesia furúnculos infecciosos, social y existencialmente insanos. Además, lo han hecho con imaginación desconsolada, barrocas puestas en escena de un cierto tenebrismo, y un incisivo, lúcido y corrosivo sentido del humor. Para mí, ver La Zaranda era una fiesta.
Igual de viejos que yo, no se han cansado nunca de su propuesta (llevan 48 años con la misma lucha conceptual y espiritual). Con ellos llegué bastante entero hasta El desguace de las musas (2019) y hasta ahí. Sin embargo, desde las dos últimas obras: La batalla de los ausentes (2021) y Manual para armar un sueño (2023), estupendísimos títulos, por cierto, me sentí agotado, todo me resultaba recurrente, -más de lo mismo hasta que nos vayamos todos a descansar a la sombra- pensé. Me dije a mi mismo: –lo siento, pero dejo de seguiros, -Encantado de haberos conocido, me habéis hecho disfrutar mucho, porque vuestra fórmula creativa-teatral es única.
Si les llegó el mensaje, que no, porque mis mensajes se mueren aquí, debieron pensar: -y una mierda, de aquí no nos vamos ninguno; tú, tampoco
Tenían razón, hoy vienen a Toledo e iré a verlos. De ocho a diez de la noche, por más que me empeñe, no encontraré nada más interesante qué hacer.
Y, además, me siento muy amigo de ellos, sin serlo realmente, claro, porque somos iguales en edad e incansables en nuestros afanes: trascendernos siempre, ir un poquito más allá y no cansarnos nunca, aunque sea desde la intranscendencia, como me pasa a mí.
No obstante, ahora, difiero con ellos en algunas cosas principales; por ejemplo, se dice de ellos, y es verdad, además: «su trayectoria tiene unas constantes teatrales como son el compromiso existencial y partir de las raíces tradicionales para revelar una simbología universal».
Atención a los matices: raíces tradicionales y simbología universal.
Ambos valores, para mí, ya solo son escombros, cosas del pasado, que como tales estoy arrojando al rodadero. La humanidad está en otro estadio, y no va a volver atrás ni a mirar raíces ni simbologías de anteayer. Ni falta que hace.
Ellos creen que sí, que son deberes de la dignidad y la decencia y quizá, también, débitos a la cultura y la tradición; yo ya no me creo nada de eso, y desde luego no me alientan en ninguna lucha que vaya más allá de Ucrania, mi rebautizada torre de retiro y abandono.
De la obra de hoy me interesa mucho ver cómo han tratado plástica y teatralmente su reveladora propuesta implícita en el título: ‘Todos los Ángeles alzaron el Vuelo’… Otro matiz de nuestras diferencias; sí, somos ángeles arrumbados, y ellos todavía creen que podemos volar; yo no, de ninguna manera, porque estamos fuertemente lastrados por nuestra precaria supervivencia que ahora eufemísticamente llaman resiliencia (un cuento semántico y poco más).
Me estoy adelantando porque todavía no sé si esta noche, mis hermanos de La Zaranda, van a conseguir que yo también remonte el vuelo. Lo contaré en otra entrada…
La Fotografía: No tengo fotos que aludan a ellos, al grupo, o a la obra de hoy; por eso traigo esta, sobre guiñoles esperpénticos, estética que tan bien puede sentarles porque sus escenografías e iluminaciones tienen mucho de contrastes críticos y vestuarios esperpénticos (en el mejor de los sentidos). A fin de cuentas, siempre son contradictorios y auténticos, de alma estética nihilista, pero siempre tiernos y esperanzados. ¡Cómo no los voy a querer!

Pepe Fuentes ·