10 JULIO 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
Misericordia, de Alain Giraudie (2024)
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2025-07-10
Referencia
10924

COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 84
“…Esa hora cuando/las cicatrices del recuerdo se convierten en úlceras. Esa hora en qué se citan/los deseos insatisfechos, la desesperación/la santidad y el vicio.  José María Álvarez
Martes, ocho de julio de dos mil veinticinco

Vi Misericordia, Alain Guiraudie (2024), en un estado de baja concentración, con una cierta distancia y hasta indiferencia. Me resultaba un tanto morosa y de baja intensidad emocional. Hasta que terminó, y me dije, como si me hubiera despertado de un mal sueño ¿pero aquí qué ha pasado, qué brutalidad es esta? No daba crédito al callado y brutal drama que acababa de ver y que de pronto se me revelaba como si viniera de otro nivel de consciencia.
En un pequeño pueblo de la campiña francesa todo ocurre sordamente, a media luz de sus umbrosos bosques, con diálogos quedos, apenas susurrados, pero con la intensidad que prende en miradas apagadas por la brutal represión de una vidas previsibles y mortecinas; pero que esconden deseos inextinguibles que no morirán mientras las criaturas que deambulan espectralmente por la historia vivan. Sí, todo eso sucede y es de un existencialismo agónico: vivir o morir a cualquier precio, a costa de lo que sea porque los deseos son más fuertes que el amor, la moral o las elementales convenciones. La vida misma a cambio de una ensoñación amorosa, pese a quien pese.
La historia sobrecoge por los abismos que muestra: un paseo turbio por el amor y la muerte.
Película grande por los recónditos vericuetos de la conciencia de sus atormentados personajes y que contiene una realización sencilla que no alcanzará las cotas glamurosas de otras, como por ejemplo Teorema, de Pier Paolo Pasolini; o los dramas provincianos de Claude Chabrol (a estas dos referencias se remiten los críticos apuntando certeramente), y que a mí se me presentó brutalmente casi después del fundido en negro final, como si la consciencia me hubiera despertado zarandeándome y diciéndome: ¿pero tío, no has visto la película, estás dormido? Claro, eso me obligó a repasarla y sí, las sacudidas tenían toda la razón de ser y menos mal.
La Fotografía:
El cura:
-…La muerte no es algo malo, la vida debe terminar, puede terminar siendo joven, viejo, estando enfermo o estando sano. Necesitamos muertes imprevistas, necesitamos accidentes, necesitamos asesinatos.
El joven:
-Entonces ¿por qué no quiere que me tire?
El cura: -Siempre es la solución fácil en momentos de desesperación. Pero no creo que realmente quieras. ¿De hecho, en qué pensabas antes de que yo llegara? Te preguntabas si no habías olvidado algo. Si no tenías un último deseo que te permitiera seguir, una razón para aferrarte a la vida. Para mí la razón es que no te quiero perder.
El joven: -No puedo quedarme para siempre.
El cura: -Tampoco pido mucho. Una conversación, una cena de vez en cuando, un paseo. Aprenderás a quererme.
El joven: -Eso no se elige.
El cura: -Sí, sí que se puede. Confía en mi experiencia. Al principio me cuesta, pero lo consigo. Consigo quererlos a todos. Y créeme, con algunos no fue fácil. Venga, sigue con tu vida por mí.

Pepe Fuentes ·