10 AGOSTO 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
pepe fuentes
Soporte de imagen
-DIGITAL 50
Fecha de diario
2025-08-10
Referencia
10994

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO 66
DOS NOCHES ANTES DE CUMPLIR LOS 72…
“…aún sigo buscando un héroe, un modelo de conducta,
pero no consigo encontrarlo,
no soy más tolerante que antes
con la Humanidad.
no estoy harto de mí mismo y veo
que soy el único a quien puedo
recurrir en momentos de
crisis”,

Charles Bukowski

Viernes, ocho de agosto de dos mil veinticinco

Ahora, en este preciso instante, tengo exactamente los mismos años, meses, días, horas, minutos y segundos que Bukowski cuando escribió el poema de la cita-preámbulo.
Nuestro estado de ánimo es parecido, aunque seamos tan distintos.
Yo no busco un héroe porque si existiera, sería para clavarle un cuchillo en el corazón como justa condena por su mala influencia sobre mi torpe y amedrentada forma de ser (me da miedo todo el mundo).
Compartimos la escasa tolerancia hacia la humanidad, y ambos, creo, por desamor. No nos sentimos queridos por nadie, y esa sola persona que nos gustaría que nos quisiera representa a la humanidad toda. Tú, al menos follaste muchísimo más que yo, pero no te guardo rencor porque la envidia no opera en mi alma.
Admirado Charles, estás benditamente muerto porque eras un santo, desde hace treinta y un años ya. Ahora serás una reliquia venerada porque fuiste muy bueno a lo largo de tu inmensa obra. Como estarás en el improbable paraíso, actuando de santo histriónico, porque era tu estilo, poco te importará ser recordado o no.
Yo, a diferencia de ti, he conseguido algo que no estuvo a tu alcance por ser hombre de talento: no estar presente en ninguna parte y por lo tanto nunca recordado.
Moriste con dos años más, probablemente los que me faltan a mí para acabar con esta atribulada representación (sainete) que es mi vida ahora. Antes fue peor, menos mal que algo me he regenerado y también arrepentido de tanta estupidez pasada.
Yo sí estoy harto de mí, aunque no deje de amarme y odiarme tumultuosamente cada minuto, cada segundo, y celebre esa malsana y apasionada neurosis obsesiva al unísono y todo al mismo tiempo.
Como tú, maestro, también recurro a mí mismo cuando me siento en crisis, que es todo el tiempo, y sospecho que esa es exactamente la causa de que todo me vaya tan mal.
A pesar de todo y por suerte, soy mi peor enemigo (en esto prefiero no delegar) y cuando lo constato, que es a cualquier hora, me rio, si es que me riera alguna vez.
No conozco a nadie como yo y si de pronto sucediera, sería una horrorosa experiencia de la que tendría que –correr como alma que lleva el diablo-.
Volviendo al hecho de cumplir setenta y dos años, pasado mañana, domingo, será un día molestísimo, con ese ineludible trámite que son las felicitaciones por mensajería y llamadas de voz (ninguna presencia física, y menos mal). Espero que no sean más de diez.
Propósito de enmienda: a partir de pasado mañana, suprimiré en mi modo de estar en el mundo, mi disposición a hablar con otros de cualquier cosa, en las escasas ocasiones en las que paro para charlar. La razón, obvia, mi cuerpo y mi alma, a mis setenta y dos años, no lo van a soportar.
Cicerón, escribió hace dos mil años, que no hay porqué temer a la vejez: Si eres sabio, si has gestionado y cultivado tu vida desde la juventud en la moderación y la virtud, llegarás a la vejez en plenitud y con capacidad para desplegar todos tus recursos, eso dijo, o algo muy parecido.
Justamente por esas sabias razones que ahora, tanto tiempo después, ya no son lo mismo ni mucho menos, yo sí temo a la vejez, bueno más que temerla la detesto profundamente porque es un puto asco de mierda. 
La Fotografía: El viernes al final de la mañana y a primera hora de la tarde, me encerré en el plató, observado de cerca por Mi Charlie, y me dediqué a fotografiarme para el retrato de hoy, acordándome también de Bukowski y confiando en mi inspiración automática (la única que tengo); pero sobre todo en que soy un viejo ensimismado y eso tenía que quedar claro. Hice cuatro versiones pensando en mis 72 años, a las que luego, en el revelado, he añadido otras tantas. No sé si lo habré conseguido, pero lo he dado todo.

Pepe Fuentes ·