11 AGOSTO 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
pepe fuentes
Soporte de imagen
-DIGITAL 50
Fecha de diario
2025-08-11
Referencia
10989

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO 66.2
Beth Datton estás triste?; John Datton: no, estoy, estoy solo, es diferente…”. Serie TV: Yelloswtone
Domingo, diez de agosto de dos mil veinticinco

He dormido bien (me he levantado a las siete y media), del sábado al domingo, de los 71 a los 72 años.
Sin culpa, a pesar de que en la entrada de ayer pareció que me fustigara por inconformidad y me lamentara por la mala gestión de mi vida, la única que tengo.
Era una realidad a medias, porque si fuera absolutamente verdad tendría que matarme, y por el momento no lo contemplo.
Sí, ya sé que suelo describirme en este diario como cautivo y víctima vivencial, describiendo mi modo de percibir la vejez y la soledad que me asedia con el espíritu y las carnes flácidas cayéndose, exhaustas, manchadas y pavorosamente envejecidas.
Así lo veo y así lo cuento, otra cosa sería falsear el sentido que tienen los diarios y no viene a cuenta ni a cuento.
Lo cierto es que aun siendo verdad esa lamentable y fatal circunstancia tan poco glamurosa y fea no me importa tanto (si fuera tan transcendente como pretendo creerme, tendría que matarme, pero sigo sin contemplarlo).
Lo peor es levantarme con pocas ganas y ningún deseo de que pase algo distinto de lo que pasará, que no será nada.
Para mi pequeño placer de hoy (es mi cumpleaños), he decidido no salir a caminar y medio sentarme o medio tumbarme en el frescor de mi patio de clausura a escribir.
He sintonizado Sigfrido, de Wagner, del Festival de Bayreuth, y he empezado a escribir (otra celebración porque es lo que más me gusta), aunque no tenía sobre qué. Pero bueno, eso da igual porque solo hay que empezar y ya está, las palabras acuden sumisas para ayudar. Unas santas, eso es lo que son las palabras.
A propósito de la ayuda que prestan a mi vida, tengo el problema de su sobreabundancia: aparecen más de la cuenta y mi principal trabajo es eliminarlas, pero algunas consiguen quedarse y su vanidad oscurece la claridad de lo que cuento. Más bien me aturden.
Lo primero que he escrito ha sido un mensaje a una mujer de la página de contactos, a la que no se la veía la cara (la única forma de animarme a hacerlo). La he dicho lo que se me iba ocurriendo sin demasiados filtros. Daba igual, probablemente ni siquiera lo leerá, lo que será mucho mejor, sin duda. Lo único que me importaba era desentumecer mis dedos en el teclado. Las mujeres que aparecen en ese espacio virtual no se han ganado mi respeto (el desenlace de esta pequeña historia continuará mañana).
Y ahora, a las nueve y veinte, una vez escrito todo lo que antecede, ya es el momento de que pare un rato y desayune.
Luego ya veré con lo que sigo…
Tres llamadas, un mensaje de texto y otro de voz, de felicitación todos. He agradecido el gesto a los que me recuerdan y así se lo he dicho. Ninguno ha sido pesado y eso ha sido muy conveniente.
Doce menos cuarto: creo que dejaré de escribir para hacerme un gazpacho para la semana que viene.
Luego no sé, y menos por la tarde, aunque lo puedo suponer…
La Fotografía: Es mentira, o verdad a medias. Sí, soy yo, pero intervenido por uno de mis programas de revelado (me he quitado las manchas para parecerme más glamuroso). Parezco otro, diferente. Ayer: puro realismo, hoy puro disimulo. Puedo ofrecer muchas versiones de mi cara, tantas como estilos aplique en el revelado o lo que se me ocurra, mezclando unos y otros. Eso sí, procurando que tengan sentido narrativo o se perfeccionen entre sí: foto más escrito y viceversa. Cuando fotografiaba analógicamente no podía hacerlo, ahora sí y es infinitamente más entretenido y creativo. La fotografía analógica murió porque dejó de funcionar para mejor contar el mundo de ahora y eso es fabuloso. La inaprensible e inabarcable posmodernidad fotográfica ha matado a la modernidad (analógica). Se agotó ella sola por obsolescencia. Nada de lo que fue la permitió seguir viviendo.

Pepe Fuentes ·