Diario de lo Difícil 5
“El yo se siente desbordado por pretensiones y expectativas contradictorias de todo tipo, a las cuales le resulta infinitamente difícil poner límites y se ve dominado por corroyentes dudas sobre su capacidad de relacionarse, de disfrutar, de amar y, en general, de vivir”. Lola López Mondéjar
Miércoles, trece de agosto de dos mil veinticinco
Decididamente algo no está funcionando bien en mi vida estos días.
Es más, algo se está quebrando y no parece que vuelva a funcionar, me temo.
En estos últimos tiempos, me solía calmar que mi estado de ánimo era una especie de tobogán, siempre subiendo y bajando, pero en ese perezosa cadencia de bajo perfil, a pesar de su imprevisibilidad, siempre había retorno; como en el tren de la bruja de mi niñez: entrabas en la negrura del túnel del miedo, donde la bruja te ponía el corazón en la garganta, para luego salir fuera, a la luz; y otra vuelta más y lo mismo, y otra y otra… a mí me gustaba mucho esa excitante emoción circular, entre la oscuridad, con la bruja golpeando mi cabeza con una escoba, asustándome hasta el pánico y vuelta al alivio de la luz de mi mundo amigable y conocido. El juego se repetía varias veces hasta que el trenecito paraba y todo volvía a ser como siempre.
Esas excitantes experiencias sucedían en la feria de mi ciudad, siempre y precisamente en agosto, como ahora.
El motivo de mi alarma desde hace unos días es que el trenecito parece que se ha averiado en la zona de sombra, no avanza y tampoco retrocede. La bruja de las frustraciones no para de golpearme la cabeza.
No pierdo los nervios, pero si el aliento, y eso me preocupa. Sí, porque ha aparecido, inadvertidamente, la indiferencia y no tengo ni idea de dónde me puede llevar esa funesta dejadez. Es una nueva sensación para mí porque siempre he sido hiperactivo y por eso me alarmo, máxime ahora que he caído en la profunda vejez (el calendario también ha hecho lo suyo por su cuenta). El trenecito no recupera el movimiento y su tranquilizadora circularidad, sombra y luz y vuelta otra vez, pero se ha parado, lo que me obligará a tomar alguna decisión importante.
La Fotografía: El tren de la bruja, en la feria de mi ciudad. Yo me he quedado dentro y me han dejado solo. Estoy aterrado.