MONÓLOGOS SOBRE ARTE 33.2
“Es muy difícil ver las soluciones cuando tú has creado el problema. Y ahí sí que creo que el arte y los artistas tienen la capacidad de abrir un poco la ventana para ver el problema y las soluciones, para entender un poco mejor esa realidad y lo que se podría lograr. Es una pequeña ventana. No se trata de respuestas. No creo que los artistas ofrezcan respuestas. Pero ofrecen ventanas”. Daniela Zyman (2024). Directora creativa de la Fundación Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (TBA21
Domingo, diecisiete de agosto de dos mil veinticinco
… Entré en la exposición a ciegas, no tenía ni idea de lo que me encontraría y eso era bueno para mí.
Ignoro cómo es el montaje de una exposición semejante a esta, pero imagino que es un trabajo integral de la comisaria, en ese caso, de Daniela Zyman, que he visto en un vídeo presentando la exposición y me pareció brillante, sugerente y solvente. En ese video y en perfecto español, esta inteligente mujer austriaca, hablaba de las coordenadas de esta compleja exposición, sumamente creativa, en el sentido de sensibilizar sobre la importancia del planeta tierra para los humanos que vivimos en él.
No podía ser más creíble y convincente. Admiro rendidamente la inteligencia, y esta mujer la irradiaba con sentido, fuerza y brillantez.
Como siempre: ¿qué sería del mundo sin el arte y la belleza? Lo mejor de esta pregunta recurrente para mí es que no tiene respuesta porque no se sabe ni qué es una cosa ni otra.
A partir del motivo de esta exposición: sensibilizar sobre el planeta que habitamos y su inmensa sabiduría, de los inmensos recursos naturales que contiene como ente vivo y palpitante, Daniela Zyman, organiza la exposición en torno a ejes temáticos y cada uno de ellos con su hilo narrativo propio, utilizando desde artistas de todas las épocas (pintores) hasta artistas conceptuales contemporáneos y todos armonizando con un grandísimo propósito: movilizando energías y sensibilizando la necesidad de cuidar la tierra que habitamos, ahora y en el futuro.
No, no era una muestra simplista de ecologismo de eslogan y pancarta; no, eran montajes que en su conjunto resultaban performativos e inspiradores. Montajes para una honda reflexión.
Como mis fundamentos intelectuales son de corto alcance, mejor el planteamiento formal de la exposición de la propia Zyman:
“Estructurada en siete “escenarios” interconectados, la exposición aborda temas como los cosmogramas, mundos animados, el arte de los sueños, objetividad, relaciones con la tierra, tiempos míticos y cosmogonías oceánicas. Estas corrientes temáticas guían a los visitantes a través de diferentes maneras de relacionarse con la Tierra —por medio del mito, la ciencia, los sueños, las historias, la espiritualidad y la ecología— mientras interrogan de forma crítica las historias de expansión colonial, extracción de recursos y violencia ecológica que han dado forma a la actual crisis planetaria”.
Avancé por las diversas representaciones plásticas, mirando, en ocasiones viendo, y a veces fotografiando. En todo momento me sentí fascinado por la imaginación de las composiciones concebidas como retablos plásticos que contenían una combinación de obras de distinto leitmotiv en origen y tiempo pero que la comisaria reformuló dándoles otra intencionalidad; lo que viene a demostrar que todo es orgánico y adaptativo.
Cuidadas escenografías y disposición espacial de las obras con iluminaciones críticas y sutiles que enfatizaban la temática de que se tratara…
La Fotografía: También he de decir que en muestras en las que predomina el concepto objetivable o científico, me resulta difícil emocionarme; salvo con obras de autores que tengo interiorizadas desde siempre, como fuel caso con pintores como Jan Brueghel el Viejo, con una pintura en pequeño formato: Cristo en la tempestad del mar de Galilea (1596); o Ives Tanguy, con Números imaginarios (1954), o Max Ernst, con Árbol solitario y árboles conyugales (1940).