MONÓLOGOS SOBRE ARTE 33.9
“…hace falta mucha atención para ver lo que está sucediendo delante de ti. Se requiere un trabajo un esfuerzo piadoso, para ver aquello que uno está mirando”. Don DeLillo
Viernes, veintidós de agosto de dos mil veinticinco
… Del Thyssen a la Fundación Mapfre (tenía tiempo por delante, mi tren de vuelta salía a las cuatro menos cuarto). Había tres exposiciones de fotografía de sumo interés para mí: Bravo, de Felipe Romero; Las hermanas Brown (1975-2022), de Nicholas Nixon; A propósito del paisaje, de José Guerrero. Esta última es la que me interesaba especialmente.
La primera exposición que vi fue Bravo, de la que era autor Felipe Romero (Bogotá, Colombia, 1992).
Fue una grata sorpresa porque tenía la textura de las dificultades humanas, de lo difícil, de lo imposible. No mantengo buena relación con los trabajos fotográficos sobre realidades sociales críticas, antes o después aparece lo previsible; sin embargo, no fue así con este trabajo, todo lo contrario: Romero mostraba sensibilidad y criterio en su acercamiento a poblaciones y refugios (habitaciones, bares, restaurantes), o a personas en tránsito al primer mundo (EE.UU), palpitaba una verdad perceptible, auténtica, sensible. “Todos sus proyectos hasta la fecha se acercan a territorios que han sido o son escenario de tensión y conflicto. Bravo se centra en los más de 1.000 kilómetros del río Bravo que hacen de frontera entre México y Estados Unidos, donde el río cambia su nombre: rio Grande”. Hasta allí llegan personas de Colombia, Honduras, el Salvador o Guatemala para quienes la travesía supone la última etapa de un largo y penoso viaje”.
Me gustaron especialmente los interiores desnudos, de texturas depauperadas y colores desvaídos (la fotografía de una mesa pobre y desgastada de un restaurante me pareció emocionante). Predominaban los retratos conmovedores de hombres y mujeres jóvenes de miradas expectantes, tímidas e intensísimas. Su trabajo era una inmersión sobria y respetuosa y apasionada a una realidad habitada por personas en momentos de gran fragilidad.
No tengo fotografías de ninguna de las expuestas y no me explico por qué. Lo lamento. La foto de cartel: “Amigo de El Friki y pared rosa”, me pareció espléndida, pura vibración e intensidad vital en el joven personaje que se asoma desde la esquina de una habitación.
De esa exposición salté a la de José Guerrero (Granada, 1979), A propósito del paisaje. No conocía el trabajo de este artista y tenía especial interés por el tratamiento que pudiera haber dado a un motivo tan huidizo e inaprensible. Fotografiar el paisaje siempre me ha interesado, lo he intentado a lo largo del tiempo, pero con resultados pobres, decepcionantes. Una de mis batallas fotográficas perdidas.
El trabajo de este artista tiene matices, todos interesantes, pero lo dejaré por hoy porque se me ha hecho tarde…
La Fotografía: Una de las series, titulada BRG, realizada entre 2017 y 2018, a partir de dos viajes a México en los que descubrió la obra del arquitecto mexicano Luis Barragán (1902-1988). Seducido por el resultado abstracto y gráfico que contenían las creaciones de ese singular arquitecto (a mí me encanta) y al arquitecto de mi casa, Federico Dietel también, por lo que en mi casa creo que hay algo de la inspiración de Barragán.“Estas fotografías expuestas están realizadas a partir de maquetas construidas por el propio autor, inspirado tanto por el trabajo arquitectónico de Barragán como por la pintura metafísica de Giorgio de Chirico. De esta forma introduce, por primera vez en su cuerpo de trabajo, la cuestión de la desconfianza crítica en la veracidad de la fotografía y los artificios de la percepción, resaltando las líneas que bordean y los bordes que limitan una arquitectura ficticia pero plausible”. Marta Gili (comisaria de la muestra).