16 SEPTIEMBRE 2025

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Pelicula Remini, de Ulrich Seidl (2022)
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2025-09-16
Referencia
11060

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO 67
“En la vejez cuentan más los afectos que los conceptos”. Norberto Bobbio
Domingo, catorce de septiembre de dos mil veinticinco

Acabo de terminar Elogio de la duda, de Victoria Camps; en esta entretenida y reflexiva obra, absolutamente recomendable, en uno de sus capítulos habla de la vejez, de cómo afrontarla y vivir en ese momento, el más difícil de todos, e incluye una reflexión sobre dos obras de referencia de dos autores singulares y geniales que se aproximaron, ya en la vejez, como tema de necesaria indagación filosófica: Norberto Bobbio (fallecido, con 95 años), que escribió uno de los textos más desgarrados que se han escrito sobre la vejez: De senectute; y en la posición contraria un libro rebosante de esperanza titulado El as en la manga, de la Premio Nobel de Medicina, Rita Levi-Montalcini (fallecida, con 97 años).
Montalcini, dice: “La neurobiología moderna demuestra que merced a la plasticidad neuronal el cerebro suple la pérdida de células que acontece con la edad con la propiedad que tienen las restantes de compensar esa disminución numérica con un aumento de las ramificaciones y la utilización de circuitos neuronales alternativos”. Probablemente, en lo que se refiere al aspecto científico tendrá razón, seguro, fue premio Nóbel por investigaciones en el campo de la neurobiología. No obstante, los cuerpos que sostienen la vida humana no solo son cerebro con sus sistemas neuronales; sino, también, otros órganos, muchos, que se deterioran sin regeneración posible. Por no hablar del alma.
Además, en la vejez confluyen otros efectos asociados que golpean sin clemencia al ser envejecido: física, psicológica y socialmente, sin poder afirmar cuál comienza primero, pero sí que se interrelacionan y se realimentan. La tormenta perfecta. Todos nefastos y todos arrasan cualquier idea de entereza y solidez, y lo que es peor, de dignidad.
A lo que iba, que es por lo que estoy escribiendo tanto: si tuviera ambos libros (no dispongo de ninguno porque no están editados en mis soportes digitales habituales y la era del papel ya terminó para mí); el primero que leería sería el de Norberto Bobbio, a eso lo llamo aquí y ahora, un rasgo de mi carácter.
No sé por qué estoy escribiendo de la vejez, si no lo tenía previsto en ningún momento. Por algo es, seguro. Las cosas de las que hablo en el diario, siempre, tienen una razón de ser que nace de libres asociaciones, de hechos contingentes, de confluencias más o menos intelectuales. Y, luego, están las más sentidas, las que emergen incontenibles porque es lo que me está trabajando dentro, en las putas entrañas. Creo que hoy ha tocado una de las sentidas, absolutamente inevitable y necesaria.
La Fotografía: Viejos en conserva en un hotel de vacaciones cualquiera, silenciosos y profundamente aburridos (imagen de la película: Remini, de Ulrich Seidl). Ya no hay deseos, ya no hay vida real, solo vegetativa, una forma más de languidecer.

Pepe Fuentes ·