COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 96
“Todos los hombres buscan la manera de ser felices. Esto no tiene excepción…Es el motivo de todos los actos de los hombres, hasta aquellos que se ahorcan”. Pascal
Sábado, veinte de septiembre de dos mil veinticinco
Sigo con mis películas, las que veo ya de noche en mi patio de clausura. Hoy toca Club Zero, de Jessica Hausner (2023). Me gustó especialmente la música de Markus Binder.
Historia perturbadora y extraña de un grupo de cinco adolescentes enajenados y dramáticamente manipulados por un profesora-líder que los lleva hasta el límite o más bien fuera de él. Autodestruirse por una fe inquebrantable que encuentra su razón de ser en traspasar una y otra vez la lógica biológica de los cuerpos y las mentes. A la práctica de una anorexia mental: un no comer nada (Lacan) y así hasta el abismo que ellos idealizan en una especie de nirvana paradisiaca. Hay un sustrato religioso porque adopta la idea del mayor bien posible, o salvación a la que solo podía llegar por la vía sacrificial.
A la crítica en general no les ha gustado esta película porque opinan que no consigue avanzar más allá del patético fanatismo de las formas, redundantes, además.
Probablemente tienen razón, pero, los inquietantes y severos escenarios, los extravagantes uniformes, las entradas musicales, a veces disonantes, me atraparon y vi con interés el desarrollo de la historia por su modo creíble de penetrar en el lado oscuro de comportamientos humanos, que ansían una idealizada perfección inalcanzable y autodestructiva.
La Fotografía: ¡¡¡Oh, los ideales de plenitud y felicidad!!! A qué niveles de degradación humana pueden avocar.