25 SEPTIEMBRE 2025

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
pepe fuentes
Soporte de imagen
-DIGITAL 50
Fecha de diario
2025-09-25
Referencia
1188.1

Diario de lo Difícil 4 y 4
“Si quiere vivir mejor, enamórese, tome Prozac, no busque en la filosofía”. Gilles Lipovetsky
Entre el martes veintitrés y el miércoles veinticuatro de septiembre de dos mil veinticinco

… A las tres de la tarde el preludio no había concluido…
Recibí un WhatsApp de mi agente con un cambio en la indumentaria de mi “chica”, es decir, la que incluí ayer ya no vale. Sería otra: pantalones vaqueros, camiseta verde, chaqueta muy colorida: rojo, verde, beige y zapatillas rojas.
Este nuevo atuendo me descolocó (era más juvenil que el primero), y le dije a mi interlocutora: Vale ¡¡¡qué sin vivir!!! Ah, y si la vestimenta anterior era divertida, ¡¡¡esta es la bomba!!! Me encanta. Ella me contestó:     –Me alegra saber que te divierte el cambio. Disfruta de tu cita.
Contesté: –estoy seguro de que lo pasaré estupendamente. Por puro principio es divertido-. Gracias.
Hoy no haré el perfil psicológico a partir de su ropa, sobre todo porque la conoceré en unas horas y será más fácil.
Seguro que la localizo al primer golpe de vista. Con eso no habrá problemas, pensé.
Salí de mi casa a las cinco y media, en previsión de que pudieran surgir contratiempos. Aparqué en un garaje público de la misma plaza a las siete menos cuarto… Di un paseo por la zona de Chueca hasta el momento del encuentro.
No tenía un plan preconcebido, no, no se trataba de atracar un banco, sino de detectar si había o podría haber química o enamoramiento entre esa mujer y yo. Saberlo no es cosa de mucho tiempo, es fulgurante, un latigazo de los sentidos. Todo lo importante sucede en segundos y si es que sí, después se necesitará todo el tiempo del mundo para que los enamorados se conozcan, pero ya gozando porque es entonces cuando el tiempo, la memoria y las palabras no pesan: «No es la idea la que apasiona, sino la pasión la que idealiza». José Bergamín.
Si no refulge el relámpago y el trueno no estalla lo sabes antes de saludar incluso. Es lo que sucedió. De pronto divisé, en una mesa junto a una ventana, a una mujer bajita (la teoría del calzado bajo que aventuré ayer era mentira), con prendas con los colores que decía, pero deslucidos, apagados, feos y aburridos. Hasta arrugadas me parecieron. Era una mujer indistinguible. En las películas están los protagonistas, que brillan siempre; luego los secundarios, que menos; los extras que ni te enteras de su presencia y más allá la gente que pasa por la calle pero que ni siquiera ves. Así era esa mujer. No habría tocado, ni siquiera rozado a esa mujer más allá de los educados convencionalismos del obligado saludo. Y no porque tuviera un aspecto desagradable, no, que va, tan solo era anodina hasta tener que desviar la mirada.
Nos saludamos, claro, pero ipso facto empezamos a despreciarnos. Eso se nota. Claro, también supimos que teníamos por delante un suplicio: sostener una conversación de cortesía un rato, al menos. La situación resultó tan ingrata y forzada que hubo momentos en que ambos, uno frente al otro, con la mesa alta de por medio (menos mal que no nos sentamos), mirábamos en direcciones contrarias (ella hacia la calle y yo hacia el interior del bar). Era una mujer ilustrada, supuse, porque me contó que había trabajado veinte años en África como representante de un ministerio, su cualificación técnica tenía que ver con la agronomía. Sí, pero yo quería salir pitando de allí. Ni siquiera sonreímos en ningún momento.
A la hora justa de nuestro encuentro, ya no podía soportar más la inmensa estupidez que estaba viviendo. Le dije que tenía que irme. Y nos fuimos, ella a tomar el autobús hasta su casa y yo a recoger el coche y largarme a mi casa, porque una hora después empezaba un partido del Madrid (llegué en el minuto uno).
De sesenta minutos nos sobraron cincuenta y nueve y cincuenta y nueve segundos.
Ahora tengo que dejar de escribir porque me voy a Albacete dentro de un rato. Volveré a este asunto de las Citas a Ciegas, en otro momento porque saqué algunas malas conclusiones.
La Fotografía: Naturalmente, la foto de hoy ha pasado del color al blanco y negro y al gesto decepcionado.

Pepe Fuentes ·