LOS MICROVIAJES
Albacete y Jaén: día 5.1
Domingo, veintiocho de septiembre de dos mil veinticinco
Hubo una última conexión con el mundo del Hotel Hidalgo: después de fotografiar en la terraza bajé a desayunar. Buffet variado y café con leche que me sirvió el señor mayor de la tarde anterior, dueño del hotel. Aprecié un mueble grande con líneas de cajones estrechos y madera de calidad oscura, con un gran espejo del mismo tamaño sobre él. Felicité al señor mientras me servía el café con leche por el magnífico hotel que tenía y exquisita decoración (a estas alturas yo estaba entregado a la peculiar y especial originalidad del hotel). Me dijo que no había entrado jamás un decorador, que todo lo habían creado él y su mujer hacia treinta años. -Mi hijo cree que hay que cambiar la decoración- esto me lo dijo con un tono nada apreciativo a la idea de su hijo. No dije nada.
Al irme me acerqué a recepción para pagar el desayuno (6 €), y observé que en la pared del fondo había fotografías de los reyes eméritos, con ropa informal, dedicadas y firmadas. Claro, no podía dejar pasar el detalle tan significativo, y le pregunté: ¿han pasado por aquí los reyes? A lo que me contestó con orgullosa seriedad: -trabajé durante años en la casa real-. Me felicité porque desde el primer instante en el que crucé la puerta del hotel, presentí que ese lugar tenía secretos y una singularidad que todavía no supe cuál era, pero fue.
En torno a las nueve me desplacé a Jaén, que tenía intención de visitar hasta dónde me diera de sí, al menos el Castillo de Santa Catalina y la Catedral…
La Fotografía: Después de desayunar fotografié los amplios espacios de la planta baja, donde se encontraba la recepción, la cafetería, el comedor y dos salones. Observé la vinculación del señor Hidalgo con el mundo de los toros, con fotografías suyas con toreros y dedicadas por ellos.