CARTA A LUCÍA MAE XVIII
Hola, Lucía, felicidades por tus esplendorosos dieciocho años que cumples hoy.
Como me gustaría encontrar las palabras justas de celebración del mejor cumpleaños de la vida. Hay muchos, para ti habrá muchos más, sí, pero el de hoy se me antoja especial.
Este año representa para ti un antes y un después. Un hito: tu mayoría de edad.
Y, si la mayoría de edad no deja de ser una convención social, a fin de cuentas, es por algo: es el momento de mayor exuberancia vital, y si no lo es, se le parece mucho.
Afirmo esto con seguridad, porque observo como ha sido tu evolución y crecimiento en todos los sentidos en estos últimos años.
Me alegra y me encanta ver tu esplendor con el que has llegado hasta aquí, y, sobre todo, por lo prometedor que es tu futuro por tu expansiva personalidad y determinación.
Sé por tu padre de tu capacidad para desplegar una actividad social brillante en todos los ámbitos en los que te mueves. Me gusta y enorgullece eso; además de la brillantez de tu actividad académica, empedrada de sobresalientes. El próximo curso comienzas la universidad que ya tienes más o menos elegida entre varias posibles (más de un año visitando campus). También el tipo de estudios que seguirás. Todo saldrá bien, con brillantez.
En estas cartas suelo intentar encontrar alguna conexión o rasgo de personalidad y carácter entre tu edad de ahora y la mía de entonces, a pesar del inmenso espacio de tiempo que nos separa. Tarea rayana en el imposible, sobre todo por la diferencia de capacidades, pero estoy persuadido de que algo hay que nos une indeleblemente porque no en vano somos familia, habitamos el mismo árbol genealógico. Estoy muy orgulloso y feliz de que seas mi nieta.
Pásalo bien hoy, y todos los días de este año tan esencial e importante para ti.
Un beso fuerte, Lucía. Te quiero.