COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 99
«Soy chilango. Nacido en el 58. Piscis, del trece de marzo. Soy hijo de Carlos y Amelia; esposo de Maru; padre de Santiago y de Mariana; hermano de Patricia, Carlos y Jorge; tío de Alan y hermano de esos otros hermanos que son los amigos. No fumo ni bebo. Soy abstemio desde niño. Detesto a los que dicen: <>. Detesto también a la gente pusilánime. Admiro a los intensos, a los que van con todo, a los que no se detienen ante nada: a los hombres y mujeres que dejan pedazos de piel por donde caminan». Guillermo Arriaga
Martes, veintiocho de octubre de dos mil veinticinco
Un amor en la edad tardía: mi encuentro con la literatura de Guillermo Arriaga. No conocía a este autor, a no ser por guiones de convulsas e inolvidables películas, pongamos: Babel, 21 gramos, Los amores perros… y otras de igual intensidad, pero no fui consciente de que detrás de esas vibrantes historias había un inmenso escritor. Lamento semejante torpeza a la hora de detectar talentos en estado puro. Me aterra la inmensa cantidad de artistas irrepetibles que me he perdido a lo largo de mi torpe existencia. Menos mal que, al menos a Arriaga, no me lo perderé (leeré todas las novelas suyas que me dé tiempo).
Hace diez días que terminé la última editada, la primera que leo: El Hombre (2025), una historia del sur de EE.UU y norte de México, el comienzo del relato (1815) y a medida que la novela avanza a lo largo de 35 horas y 16 minutos de escucha, Texas pasa a ser de mexicana a estadounidense, y cómo sucedió. Esta novela cuenta a través de seis personajes y algo más de dos siglos (el intervalo desde que la saga “Lloyd» pasa del primero al sexto, en 2024).
El Hombre no es solo una narración de una más que factible y cierta creación del capitalismo en EE.UU, y su conformación geográfica actual, en lo que al sur se refiere; no, no es solo eso, como tampoco la vida de los apaches y otras tribus, o la de los esclavos en el s XIX, a los que también disecciona; sino, por reflejo y contraste entre sí, el proceso de conformación y afianzamiento del carácter de los mexicanos en contraste con los gringos sureños (texanos).
Arriaga desarrolla un tratado psicológico, sociológico y político palpitante del mundo fronterizo entre dos formas de entender la vida, tan cercanas y distantes, y todo mezclado y alentado intensamente con la más genuina constitución del ser humano: la pasión en todas sus expresiones: poder, dinero, amor, sexo, familia… Radiografía el alma de sus personajes con precisión de entomólogo, pero con aliento poético y espíritu de novelista puro. Sin concesiones, tan solo al arte de narrar obras mayores.
Los cambios incesantes de escenarios y momentos en el tiempo de sus personajes no dan tregua al oyente, es decir, a mí, en este caso. Es absolutamente destacable en este caso, la maravillosa interpretación de los actores-lectores diferentes para cada uno de los personajes. Este formato de libro en audible convierte la lectura en una experiencia espectacular. Puro placer, como ir al teatro, además.
La absorbente y emocionante narración, los incesantes cambios de registro emocional de sus personajes, capaces de lo mejor y de lo más monstruoso, hace descarnadamente creíble y humano la epopeya de sus criaturas. Además, y, sobre todo, fascinante por ser una obra compleja históricamente, pero que siempre sitúa por delante el corazón de sus criaturas: la pasión, los sentidos y sentimientos humanos, poderosos en todos ellos. Sangrantes.
La Fotografía: Hice un viaje a México en dos mil diecinueve, junto a Naty. Gentes en el Zócalo, en México DF. Nos gustaba deambular por la plaza, observar a las gentes y fotografiar. En los viajes turísticos (todos los míos lo son), nunca llego a saber ni a conocer nada de nada. De un lado para otro con urgencia y superficialidad. Menos mal que para saber están las novelas.