6 NOVIEMBRE 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
Toledo, Calle de las Tendillas
Soporte de imagen
-DIGITAL (JPG) 32. (MOVIL)
Fecha de diario
2025-11-06
Referencia
11121

Diario de un hombre Invisible: 5
Así mis sueños
contra un presente
más que imposible
innecesario.
Álvaro Mutis
Domingo, dos de noviembre de dos mil veinticinco

Sin ni siquiera sueños, el presente, y, sobre todo los días, se me hacen prescindibles.
Mantengo una lucha a brazo partido intentando desentrañar en qué consiste mi vida ahora…
No lo consigo. Estoy sumido en una impenetrable y estúpida oscuridad.
Hoy he decidido cambiar el itinerario de mi lenta caminata de la mañana, para que la dopamina no me baje a mínimos intolerables. He circunvalado la ciudad, es un itinerario clásico para los toledanos (y a veces para mí, que también lo soy). Me sentía bajo mínimos vitales, sin embargo, llevaba la sonrisa a flor de piel y no tengo ni idea de porqué.
Sin embargo, con todos los vecinos que me he ido encontrando, portaban un semblante hierático y unos ojos sin vida. A los hombres apenas si los miro, ese género humano no me interesa; sin embargo, a las mujeres sí, aunque tan solo sea porque siempre las he deseado. Ahora ya, apenas.
Hoy he hecho una prueba de resultado archisabido: cuando me cruzaba con alguna mujer la miraba directamente; ellas, ni siquiera movían un músculo de sus apergaminadas caras (abundaban las sexagenarias), y tampoco sus ojos se movían de una obsesiva mirada hacia delante. Yo era invisible. Ellas, autómatas, ni una molécula viva parecía habitar en sus tiesos y mecanizados cuerpos.
Mientras caminaba, con una estupenda temperatura ambiente, oía la tercera novela consecutiva de Guillermo Arriaga, Salvar el fuego (premio Alfaguara 2020). Soy adicto a este increíble autor mexicano que crea apasionantes historias de potentes y arrojados personajes (suicidas) actores del submundo de la narcocultura. Sus novelas largas, de ritmo trepidante, tensas, violentas, siempre brillantes. Es un creador de personajes hechizantes que viven en el filo, al borde de la muerte, y que se expresan en puro argot mexicano, que leído por actores autóctonos con una perfecta entonación interpretativa hacen de la lectura un brillantísimo espectáculo. Ahora, a estas alturas del desarrollo de las técnicas de lectura, hacerlo pasando interminables páginas se convierte en una tediosa actividad en comparación con la versatilidad matizada a través de interpretaciones dramatizadas en los audiolibros. Creo que, inevitablemente, todas las novelas de Arriaga irán cayendo en mi móvil y todas oiré, lo que supondrá un inmenso placer.
Por cierto, en la escucha de hoy, había dos perlas que describían con increíble y sugestivo realismo, dos largos momentos de sexo increíble, arrebatador y multiorgásmico (incluidas sodomías): Empecé a menearme de atrás hacia adelante con lentitud. Cuando traté de acelerar, él lo impidió deteniéndome con sus manazas. Despacio repitió. Continúe sin dejar de vernos a los ojos. A medio orgasmo, JC se salió y me tiró hacia su pecho. Puja, ordenó. En medio de los temores, no supe cómo reaccionar, pero apenas pujé un chorro caliente salió expulsado. No sabía qué era, si orina u otra cosa, pero no cesó de brotar. Lo empapé y los eflujos se deslizaron por sus pectorales. Me cogió de las nalgas y una vez más entró en mí. Otro orgasmo. De nuevo la sacó y rocié su torso. Cada vez que apretaba una sensación de placer. El orgasmo se hizo interminable y terminó siendo doloroso (…) No, no era orina, el famoso mito del Squirt no era tal mito. El dorado néctar de las Diosas, como lo denominaban los antiguos griegos, había borbotado en el momento y en el lugar más inesperados”.
La Fotografía: Mi circunvalación, en su última fase, me lleva a cruzar la ciudad hacia mi casa, por lo que tengo que callejear por estrechas y viejunas calles. Los itinerarios posibles son varios, hoy ha tocado el de San Juan de los Reyes, y después, unas calles más adelante, la de las Tendillas (por proliferar en ella pequeños negocios, s XVII), en la que se abre una pequeña y tranquila placita, siempre solitaria, en la que se encuentra el convento de las Capuchinas (mismo siglo). De ese convento, salió un numeroso grupo de personas, supongo que, en visita turística o devota, o vete tú a saber.

Pepe Fuentes ·