7 NOVIEMBRE 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
pepe fuentes (Toledo)
Soporte de imagen
-DIGITAL 50
Fecha de diario
2025-11-07
Referencia
10992

Diario de CLAUSURA 3
“Para evitar la humillación puedes encerrarte en una casa perdida en una aldea perdida, no salir, tomar el sol, respirar y comer poco. No te humillarán entonces los hombres y las mujeres de este mundo, pero te humillará alguien peor y con unos estiletes más afilados y dolorosos. Te humillará tu propia soledad, que es una de las humillaciones que no termina nunca…”.  Manuel Vilas
Miércoles, cinco de noviembre de dos mil veinticinco

Hoy he tenido un día hipersocial: sobreexcitado por la excepcionalidad, a saber: he estado en la peluquería, he hablado con mi peluquera (como siempre), aunque como tengo poco pelo que cortar, no tarda más de cinco minutos. Hace un año empleaba más tiempo porque hablábamos más. Apilar lugares comunes no cunde y ahora, a cambio, disfrutamos de un mutuo desentendimiento.
Inmediatamente después, he hablado con mi amigo hermano sobre nuestras cosas, casi siempre de salud, vejez y de vacíos vivenciales. Todo importantísimo para nosotros. No nos constituye lo que hacemos, como correspondería a personas equilibradas y activas; sino lo que no hacemos. Siempre le recuerdo a mi hermano, para reforzar su autoestima, que tiene una circunstancia incomparablemente mejor que la mía porque tiene diez años menos que yo. Lo digo a efectos de mera objetividad, ya que miramos en la misma dirección a la vida. Ni me hace caso ni le vitaliza.
Para él, según dice, es importante cómo llevo la vida ahora, a mi edad, porque le precedo y este mismo momento en el tiempo lo pasará él; y sí, la edad cronológica será la misma, pero no las circunstancias vivenciales que serán otras, porque el mundo será otro. Es muy difícil la sintonía total entre personas que han vivido en épocas distintas. Nuestro presente es el resultado de lo vivido en el pasado, acorde con los respectivos tempos. Nuestra relación se sustenta por lo que nos queremos como amigos del alma ahora y por compartir parecidos presupuestos existenciales, a pesar de que por dónde él va ahora yo ya pasé hace diez años y cuando él llegué donde estoy yo ahora, ya no me encontrará porque me habré muerto.
Luego fui al Súper, pero ahí no hablo nunca con nadie porque solo hago la compra de cosas para comer. Tomates, por ejemplo, que siempre compro.
Después he ido a casa de Naty, por cuestiones domésticas. Hemos hablado un ratito, claro.
A la vuelta, cuando me disponía a comer, me ha llamado mi amigo Carlos, con el que hacía meses que no hablaba. Una alegría saber de él. La conversación ha sido larga porque yo me he empeñado en hablar y hablar como un loco ¡menudo pesado! Al final me ha dicho que me percibía con un estupendo estado de forma. Se lo agradecí porque siempre me ha importado mucho su opinión. Es uno de mis viejos amigos que han permanecido, junto con Ángel, durante más de cuarenta años. Todos los demás decidieron largarse de mi vida. Los tres que me quedan los celebro y los quiero, porque nunca he tenido medio amigos. O lo eran o prescindía de ellos por aburrimiento. Estoy contento con mi inaudita actividad social de hoy.
Mañana, pasado y al otro, y otro, y otro… Permaneceré en mi clausura en silencio, sin ver ni hablar con nadie.
La Fotografía: Autorretrato realizado en agosto de este año, con motivo de mi cumpleaños. Creo que a partir de ahora me iré realizando retratos periódicamente, ya clausurado, para ir observando cómo evoluciona mi cara bajo los efectos del tiempo y el enclaustramiento. Será ilustrativa por antonomasia la evolución morfológica de un monje de clausura (ahora agnóstico, antes ateo).

Pepe Fuentes ·